Laboratorio de cuentos, proyecto multidisciplinario de formación integral

Talento, sentido artístico y conocimientos propios del diseño son tres características que distinguen a los estudiantes de la licenciatura de Diseño y Comunicación Visual de la FES Cuautitlán; con la idea de conjuntar estos tres distintivos, estudiantes de esa carrera elaboraron seis productos editoriales a través de un proyecto que pretende la mejora de la enseñanza, la práctica multidisciplinar y la apertura de líneas de investigación.Los PAPIME son proyectos que mejoran el proceso de enseñanza-aprendizaje en beneficio de la comunidad estudiantil, bajo este precepto, la licenciada María del Carmen Hernández, académica de DCV, creó el “Laboratorio de Cuentos” con el objetivo de crear productos editoriales a partir del conocimiento adquirido por los estudiantes a lo largo de su trayectoria académica.

El proyecto surgió para hacer converger todo el conocimiento formativo del estudiante, fomentando un trabajo colaborativo que lleve hacia la multidisciplina y que genere un aprendizaje significativo para el participante. Precisamente, en la elaboración de los libros se emplearon elementos de la ilustración, tipografía, comunicación y diseño editorial.

Específicamente, Laboratorio de Diseño Editorial, asignatura que promovió el PAPIME, busca que el estudiante conozca los planteamientos y desarrollo de la elaboración de un producto editorial, lo que se logra mediante la creación de diferentes productos y de los medios de impresión disponibles para ello.

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La escritura y diseño de los textos

“Experimentar”, destacó la licenciada Hernández, fue el inicio del proyecto, práctica que dio sentido al nombre del “Laboratorio de cuentos”. Pensado que se tenían que escribir, y posteriormente diseñar, cuentos infantiles, los estudiantes tuvieron que concebir historias que respetaran dichas adecuaciones, por lo que, primero, se concibió al texto con la estructura del cuento tradicional: desarrollo, nudo y desenlace.

Sin embargo, era muy importante concebirlos en relación con las ilustraciones, como una forma de integración mutua. Por ello, se realizó un story board, primer ejemplo visual de los textos, mediante el cual los profesores involucrados en el proyecto anotaron las observaciones correspondientes, centradas en aspectos técnicos de las imágenes y adecuaciones lingüísticas.

De hecho, una parte fundamental fue la corrección de estilo, proceso que inició desde una primera consideración: el público al que iban dirigidos y el género literario, cuento infantil. En este punto, la experiencia y creatividad de los estudiantes jugó un papel importante, ya que pudieron construir historias y emplear la técnica de dibujo que más se acoplara a las necesidades de su trabajo sin limitar su imaginación.

Entonces se retomó la teoria del color para las ilustraciones y posteriormente se hizo el boceto así como el proceso de diseño editorial; ahí, confluyó todo el conocimiento de los autores, ilustradores y diseñadores de las obras, puesto que se puso en marcha la tipografía adecuada, el posicionamiento de imágenes y el diseño más adecuado con la finalidad de “obtener equilibrio y armonía en la composición”, destacó la licenciada Hernández.

El último proceso fue el trabajo de preprensa, etapa posterior al diseño y la antesala a la impresión. Impresos cada uno de los materiales, los autores encuadernaron las obras totalmente a mano. Algunos de los lineamientos formales que se tenían que cubrir eran la impresión en medio oficio y un número total de 28 páginas.

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El papel de la narrativa visual

Sin duda, algo que define a los seis textos del “Laboratorio de Cuentos” es el resultado encausado en la narrativa visual, que permitió que cada uno de los componentes, imágenes y escrito estuvieran vinculados, trabajando sincrónicamente para contar la historia. Sin embargo, uno de los principales propósitos de la licenciada Hernández era crear cuentos cuyas imágenes mostraran una extensión más allá de la literalidad, es decir, enfatizar la relación establecida entre la Ilustración y el discurso narrativo.

Además, fue fundamental el tipo de formato seleccionado para los libros, para ello, se consideró el tipo de historia que se contaba en relación con las ilustraciones. Así, por ejemplo, Manque, fue planteada en un formato vertical, para visualizar la profundidad del mar en el que la protagonista lleva a cabo sus aventuras, y Nahui, en horizontal, para reflejar la inmensidad del paisaje que se narra en sus páginas.

“Laboratorio de cuentos” conlleva un impacto aún mayor: ante la influencia de la tecnología en nuestras sociedades, que ha ocasionado que los niños sean intelectivamente más visuales, como lo indicó la profesora Hernández, el proyecto promueve el fomento a la lectura y del aprendizaje desde la imagen. “Debemos enseñar a los niños a leer también imágenes, no sólo textos, y propiciar un pensamiento crítico y reflexivo”, destacó.

Los productos editoriales

Recientemente los participantes presentaron los resultados de su trabajo; ahí expusieron a toda la comunidad de la Facultad sus proyectos editoriales concluidos. El resultado son seis cuentos infantiles, que fueron manejados bajo el libro álbum, “un concepto que muestra una relación estrecha entre imágenes y texto.

Se invitó a participar a todos los alumnos inscritos a la asignatura de Laboratorio de Diseño Editorial, estudiantes de quinto semestre; Alejandra Contreras Aparicio, José Luis Jiménez de los Santos, Karina Ivette Lara Gómez, Josué David Mendoza Silva, Aura Georgina Silva y Nadia Díaz Fernández fueron los respectivos autores de Nahui, El violín de fuego, Las arañas también se espantan, El fotógrafo de la sabana, Manque y Havet.

Al respecto de los resultados, la licenciada Hernández afirmó que los objetivos planteados fueron plenamente cubiertos, por lo que agradeció a los estudiantes así como a los profesores que fueron parte del proyecto, quienes con su apoyo se logró trabajar colaborativamente, a saber, a los profesores Carlos Sánchez, Angélica Ortega, Rocío Bravo, Huberta Márquez y Wendy Reyes.

Ahora, se está a la espera de poder abrir una segunda convocatoria del proyecto con la finalidad de seguir contribuyendo a la formación de los estudiantes de DCV. Finalmente, la responsable del PAPIME “Laboratorio de Cuentos” dijo que se pretende que más alumnos se integren al proyecto, además de que busca favorecer la difusión de los libros. Un punto para ello es crear una biblioteca donde puedan alojarse las obras para que estén al alcance de toda la comunidad universitaria de la Facultad.

Víctor M. Reyes Flores

 

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