DAJU, movimiento en la cotidianeidad

Sandra Yazmín Sánchez Olvera

 

Danzar es transitar en secuencia, al ritmo de sonidos y silencios, expresar lo inefable pero majestuoso de contemplar. A la escasa incandescencia de reflectores desmayados y bajo una excusa poco evidente, bailarines de la Compañía Juvenil de Danza Contemporánea de la UNAM tomaron el escenario de Extensión Universitaria para mostrar que el cuerpo guarda las más propositivas líneas dramáticas.

Al filo de las cinco de la tarde, alrededor de diez jóvenes subieron al entarimado para reinterpretar actos del pasado, conflictos suscitados décadas atrás que surgieron como manifestaciones propias de la efusividad emocional y la escasez de años. Así fue “Belgrado”, acto mediante el cual los artistas exploraron la razón de ser de los colectivos surgidos en los 70 en la capital de la República de Serbia.

Luego, las coreografías evolucionaron para descontextualizar el ayer y, a partir de gesticulaciones y una marcada sincronía, escrudiñaron el comportamiento humano en lo colectivo e individual. Así, “Programa Datos Visibles”, “Gestos muertos y “Oficina de Seguros Equihua, Equihua” fueron episodios en los que reafirmaron que la historia es permanencia y que lo que acontece hoy mañana se recordará.

 

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