Estudian la presencia de micotoxinas en cereales dirigidos al público infantil

La contaminación alimentaria es un importante problema de salud pública mundial. De acuerdo con cifras de la OMS, se estima que a causa de ello enferman alrededor de 600 millones de personas al año, de los cuales mueren más del 66 %.

Uno de los grupos que más ha contribuido al tema de la inocuidad alimentaria es la Unidad de Investigación de en Granos y Semillas (Unigras) de la FES Cuautitlán, que está conformada por varias áreas de especialidad donde se desarrollan metodologías y estudios para conservar la calidad de estos comestibles.

Recientemente, académicas y alumnos de UNIGRAS participaron en la 1° Jornada paraguaya de Micotoxicología realizada en la Universidad Nacional de Asunción (UNA), para presentar los resultados del proyecto “Ocurrencia de micotoxinas en alimentos comerciales y leche para bebé en el Área Metropolitana, Paraguay”, en el cual colaboró la primera multidisciplinaria.

Los orígenes de la colaboración

La doctora Martha Yolanda Quezada Viay y la maestra Josefina Moreno Lara, técnicas académicas de la Facultad e integrantes de la Unigras, son las dos especialistas que fungieron como asesoras externas del proyecto que está a cargo de la doctora Andrea Alejandra Arrúa Alvarenga, investigadora de la UNA.

Este mismo tuvo el objetivo de determinar la presencia de algunas micotoxinas (aflatoxinas, fumonisinas, ocratoxinas, etc.) en productos que son consumidos por la población infantil paraguaya a fin de concientizar y crear normas en beneficio de la sociedad.

La consigna de los dos equipos de trabajo fue asistir al encuentro celebrado en Paraguay y compartir la experiencia, estudios y resultados que ambos grupos alcanzaron durante la realización del proyecto. Éste es financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de aquel país. 

Así, se dieron a conocer los trabajos que se desarrollan en la Unigras, lo que favoreció el intercambio de perspectivas, la reflexión de la problemática y la integración de técnicas y modelos con los que se busca impactar en la salud, la industria de los alimentos y la economía de ambos países.

La aportación de la Unigras

Una micotoxina es un metabolito secundario de bajo peso molecular que sintetizan algunas especies de hongos al final de su fase de crecimiento. Pueden surgir en cultivos de campo y durante el manejo, procesamiento y almacenamiento bajo diversas condiciones ambientales, contaminado los alimentos, en especial los de origen vegetal.

Por tanto, tienen un efecto perjudicial para el organismo cuando están presentes en lo que humanos y animales consumen. Entre otros, se sabe que ocasionan un déficit en el crecimiento de los niños, problemas al sistema inmunológico y cáncer de hígado y esófago.

Estos contaminantes dañan principalmente a los cereales, los cuales son fundamentales para la nutrición de los individuos, ya que a través de su alto contenido de carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales aportan más del 50% de la energía que requerimos.

Tan sólo en nuestro país, el maíz es base de la alimentación de los mexicanos y materia prima para otros productos de consumo diario. Al respecto de su importancia, la Secretaría de Gobernación señala que se producen más de veintidós millones de toneladas de este grano cada año. 

Entendiendo que garantizar la sanidad de estos comestibles es vital para varios sectores, el equipo de la UNIGRAS que participó en la Jornada presentó investigaciones relacionadas con el tema. “Ellos estaban muy interesados en conocer los trabajos que realizamos en el área de micotoxinas y que nosotros conociéramos sus avances en esta materia”, destacó la maestra Moreno. 

Jesica Abigali Reyes Pérez, Iris Marlen Rivera Martínez y David Torres Flores, estudiantes de Ingeniería Agrícola, y Brenda Pech Quintana, de la carrera de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad Politécnica de Cuautitlán Izcalli (UPCI) compartieron en Paraguay los estudios para determinar micotoxinas en diferentes cereales y alimentos derivados.

Paralelamente al proyecto del que es responsable la doctora Arrúa-Alvarenga, el proyecto de Abigali, “Determinación de micotoxinas presentes en alimentos de consumo infantil comercializados en México” evaluó la cantidad de aflatoxinas en 16 productos dirigidos al público infantil, como hojuelas de maíz sin y con azúcar, cereal de manzana, arroz inflado sabor chocolate.

Luego de los análisis se comprobó, siguiendo los límites máximos establecidos por la NOM-187-SSAI/SCFI-2002 y la NOM-247-SSA1-2008 que cuatro de los alimentos contenían concentraciones mínimas de micotoxinas. Éstas, sin embargo, no superaron los niveles permitidos. 

Otro trabajo fue el de David, quien presentó su proyecto de tesis (programa PAPIIT IT202119) “Conservación de grano de maíz mediante el control de hongos e insectos con polvos vegetales en almacenamiento hermético”, en el que usó boldo y epazote para identificar su efecto inhibidor en el almacenamiento del cereal. De éstos dos, el primero resultó tener más propiedades al respecto.

“Parte del objetivo de este proyecto es determinar la contaminación, pero también reflexionar un aspecto muy importante: el almacenamiento de las materias primas que se utilizan para la elaboración de productos alimenticios”, comentó la doctora Quezada.

Finalmente Brenda, quien realizó una estadía en la Facultad, presentó “Detección de fumonisinas en granos de avena (Avena sativa) y producto”, cuyos resultados le permitieron definir que los 15 productos que sometió a diferentes pruebas contienen este tipo de micotoxinas en función de la norma europea tomada como referencia. Además, el equipo de trabajo impartió en la Jornada algunos talleres para identificar hongos y micotoxinas.

El beneficio social y formativo

Actualmente en México y Paraguay sólo existe legislación para aflatoxinas, pero ninguna normativa que regule las demás micotoxinas que han sido identificadas. Ambas académicas de la FES Cuautitlán aseguraron que hay más de 300 tipos conocidos, los cuales pueden causar problemas a la salud.

En un contexto, como apunta la OMS, en el que mueren más de 120 mil niños al año a causa de enfermedades relacionadas con la contaminación de los alimentos, es importante crear medidas que den certeza al consumidor de estar ingiriendo productos inocuos y con altos niveles de calidad.

Ante este panorama, investigaciones y colaboraciones como en las que participó la UNIGRAS son una ventana para formalizar normativas y políticas, sustentadas en estudios científicos, además de que se forman estudiantes competentes que atienden las demandas de la industria de los alimentos, misma que tiene impacto directo en la salud pública.

Gracias a esta participación, David, Abigali, Iris y Brenda lograron reconocer la trascendencia de su campo profesional y relacionarse con especialistas de otras instituciones. “Su trabajo lleva una meta, que repercute en lo personal, profesional, institucional y social”, destacó la doctora Quezada.

Su participación es también una invitación para que estudiantes de la Facultad y de otras universidades se acerquen a la Unigras a realizar su servicio social en el programa “Análisis de calidad poscosecha de granos y semillas y sus derivados”, que a la fecha ha contribuido desde un aspecto fundamental: el bienestar social.

Victor Manuel Reyes Flores

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