Las nuevas directrices sobre el estudio del cultivo de girasol

El girasol es una oleaginosa originaria de nuestro país de suma importancia para la elaboración de productos de consumo diario, como harinas y aceites, ricos en grasas poliinsaturadas y proteínas. Sin embargo, México tiene que importar una gran cantidad para este fin.

La FES Cuautitlán, a través de la ingeniera Ana Karen Granados Mayorga, Premio Estatal de la Juventud 2019 y acreedora de la Presea Mérito Civil Municipal de Tecámac, y el doctor Gustavo Mercado Mancera, responsable de la Estación Meteorológica, han trabajado desde hace años en este cultivo con el objetivo de optimizar las condiciones de producción y coadyuvar a la autosuficiencia en favor de la sociedad.

Antecedentes

En 2014 el gobierno del Estado de México y la entonces SAGARPA promovieron la siembra de este cultivo en la región norte del Estado. A los interesados se les proporcionó semilla de una empresa de nombre Syngenta. Este llamado involucró a varias instancias gubernamentales así como a grupo Pepsico, que buscaba promover una línea más saludable de sus frituras.

Hasta ese momento no se tenía información acerca de cómo conseguir mejores rendimientos en la zona. Fue a raíz del trabajo de los académicos cuando se estableció un estudio que contribuyó a este propósito, en el cual se incluyó la evaluación de parámetros climáticos y el uso de fertilizantes, con un enfoque de adaptabilidad productiva.

Hoy esta investigación ha crecido exponencialmente, pues de 2016 a 2018 se desarrollaron cuatro tesis de licenciatura y algunas prácticas para las asignaturas que ambos docentes imparten en la Facultad, especialmente la asignatura de Entomología.

Actualmente Cielo Pérez Vázquez y Eduardo Baca Villagómez, alumnos de noveno semestre,  abordan en sus respectivas tesis la presencia y relación de las abejas en plantíos de girasol y la asociación de éste con frijol y calabaza; y la adaptación y descripción fenotípica de esta planta de acuerdo con las características climatológicas de nuestro municipio.

El proyecto hoy

El proyecto se divide en dos líneas principales: la adaptabilidad, en la que se busca conocer cuáles son las prácticas adecuadas que influyen positivamente en el crecimiento y desarrollo del cultivo de esta oleaginosa.

Para cumplirlo, el equipo establece las fechas de siembra bajo condiciones de temporal y utilizan diferentes tratamientos de fertilización orgánica, como lombricompostas y biofertilizantes a base de hongos y bacterias, entre otros. “Tratamos de implementar técnicas con las que el cultivo se pueda adaptar mejor al entorno”, comentó la ingeniera.

De hecho, la investigación de 2016 definió importantes hallazgos en este sentido: con el fin de evitar la canícula, se identificó la fecha de siembra óptima en la que el rendimiento se mantiene de acuerdo a la ficha técnica de este material genético; fue en este mismo año que se obtuvieron girasoles de más de dos metros de altura y un rendimiento promedio de 3.7 toneladas por hectárea.

La segunda línea consiste en identificar los beneficios y el impacto de la entomofauna. Dos de los insectos de mayor relevancia para el cultivo, son las abejas y los cantáridos (coleópteros), los cuales ayudan a la polinización de la especie vegetal en estudio y, por tanto, repercuten en el rendimiento.

Los insectos: la nueva directriz de la investigación

Dentro de un ambiente natural, los insectos ayudan a equilibrar el entorno ecológico favoreciendo la polinización y el control de plagas generado por otro tipo de organismos. La entomología es la disciplina que se encarga de su estudio científico, incluidos los procesos antes mencionados.

Esta área se imparte en el quinto semestre de Ingeniería Agrícola y fue punto de partida para que Yasmín Hernández Bustamante, Iris Yael Reyes Urban y Moisés Eduardo Ramírez Reyes, estudiantes de séptimo semestre, desarrollaran el proyecto “Estrategias para la preservación de insectos benéficos en un sistema agrícola del Estado de México”.

Éste consistió en realizar el monitoreo de girasol durante la etapa de floración en tres horarios diferentes. Así se observó cuál era la frecuencia de aparición de los insectos y su comportamiento con respecto a otros. Previamente los alumnos, asesorados por la ingeniera Granados, dividieron la parcela cultivada en cinco tratamientos, cuatro de los cuales fueron orgánicos.

La investigación permitió definir la presencia de polinizadores benéficos, como los cantaridos, abejas y mayates de calabaza, además de algunos depredadores (avispas y mariquitas) que intervienen como controladores de plagas. De igual manera, se identificó que las áreas manejadas con fertilizantes orgánicos tuvieron menos plaga y un mayor número de polinizadores.

Los resultados fueron presentados en el Congreso Nacional de Entomología Aplicada (Conea) y en la Feria de Ciencias e Ingenierías del Estado de México (Feciem), donde los estudiantes se posicionaron en la etapa final como una de las mejores propuestas del certamen que reúne los proyectos científicos y tecnológicos que más benefician al Edomex. Su trabajo además fue aceptado en la Revista de Agroproductividad que es editada por el Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas.

Los beneficios

A poco más de tres años de iniciada la investigación, se continúa mostrando su impacto en varios sectores de la sociedad, no sólo del Estado de México, sino en los estados de Hidalgo y Guanajuato, donde también se han generado aportaciones.

Al respecto, el doctor Mercado reconoció que el uso de fertilizantes orgánicos conlleva tres importantes beneficios: disminución de costos (por no necesitarse productos químicos), menos contaminación ambiental y generación de empleo. educe l uso de fertilizantes orge reconocido por el doctiora sociedad, el trabajo continua mostrando sus beneficios para los

La parcela en la que se ha trabajado a lo largo de este tiempo es muestra de ello, ya que es más fértil y cuenta con mejores características físicas y químicas, en contraste con algunas otras de la misma Facultad que utilizan el método convencional.

De esta manera, se ha mejorado el rendimiento del girasol y de otras especies (calabaza, calabacita, frijol, por mencionar algunas), se ha favorecido la fauna benéfica y generado información útil para el productor y el interesado.

Con relación a la academia, este proyecto ha influido en la formación profesional de los futuros ingenieros agrícolas participantes. A través de cada una de sus acciones, desarrollan el compromiso por un campo más autosuficiente, que contribuya al desarrollo social y sirva de sustento para alimentar a miles de mexicanos.

Victor Manuel Reyes Flores

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