Implementan metodología sostenible en beneficio de comunidad indígena y su entorno

A lo largo de la historia uno de los grandes problemas de la humanidad ha sido la pobreza y en la actualidad no basta con entenderla como la falta de recursos económicos, es necesario atenderla a partir del concepto de pobreza multidimensional, que comprende la ausencia de derechos y de acceso a los servicios básicos, como agua, saneamiento, salud, educación y una alimentación adecuada. 

De acuerdo con el Banco Mundial (BM), los pueblos indígenas representan el 8% de la población en América Latina y constituyen el 14% de personas en pobreza y el 17% en pobreza extrema. En el caso de México, los datos de la medición multidimensional de la pobreza, realizado en 2018 por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), revelan que el 41.9% de la población del país se encuentra en esta situación. 

Teniendo en cuenta este contexto, el equipo integrado por las doctoras María Olivia Noguez Córdova, jefa de la Sección de Química Orgánica, y Maritere Domínguez Rojas, así como por las maestras Susana García Rodríguez y María de los Ángeles López Cabrera y por la química María del Pilar Castañeda creó el proyecto “Innovación en el proceso de teñido de fibras naturales empleando una metodología sostenible para la elaboración de productos artesanales”.

Para cumplir este propósito, las investigadoras trabajaron en la comunidad náhuatl de Tlamacazapa, Guerrero, ubicada en la montaña de Taxco de Alarcón, cuyos pobladores se dedican a elaborar artesanías de palma (planta que forma parte de la flora silvestre del lugar), como principal actividad de sustento.  

Previo a la colaboración de las académicas, las artesanas teñían la palma con anilinas, sin saber que estos compuestos químicos vulneran su salud, ya que son tóxicos si se ingieren, inhalan o tienen contacto con la piel. Además, dañan los mantos acuíferos, suelos y cultivos. A causa de esto, el grupo de trabajo detectó esta problemática y desarrolló una técnica capaz de mejorar integralmente la vida de los habitantes.

Para lograrlo, las universitarias formaron un equipo multidisciplinario: estudiantes de Química Industrial, Bioquímica Diagnóstica (BQD) y de Diseño y Comunicación Visual (DCV). Los primeros trabajaron en la obtención de colorantes naturales, utilizando como materia prima achiote, jamaica, muicle, col morada y cúrcuma.

Un alumno de BQD se encargó de realizar la prueba de micronúcleos en el epitelio oral, para determinar el potencial genotóxico de las anilinas en los habitantes, y los diseñadores se encargaron de crear la identidad del proyecto, elaborando material visual de apoyo para la visita a la comunidad y documentar todo el proceso.

En entrevista, la maestra Susana García narró que este proyecto surgió a partir de una charla que tuvo con la maestra Angélica Sifuentes Calderón, miembro de Responsabilidad Social de Enactus, México y que, debido a que anteriormente había desarrollado pigmentos de fibras celulósicas y proteicas como parte de las prácticas de la carrera de Química Industrial, decidió incorporarlo a un grupo del Laboratorio Integral de Química Orgánica. “Sólo le dimos un giro al agregar la palma”, explicó. 

El procedimiento

La metodología diseñada inicia con el blanqueamiento de la palma, pues es indispensable para la fijación del color. Para este pre tratado, las artesanas deben cocer la planta en agua caliente y después secarla en la sombra, ya que el sol la amarillenta. El objetivo es degradar las ligninas que tiene la palma, porque tiene 9 capas de este polímero. Entonces, se rebaja un poco para abrir los poros y que así penetre el color de forma más sencilla.

Una vez blanqueada, se pone a punto de ebullición junto con la materia prima que eligieron (seleccionado de acuerdo con el color que buscan obtener). El tiempo de pigmentación es variable, en algunos casos se fija inmediatamente, por ejemplo, usando achiote. 

Los beneficios

La maestra Susana Rodríguez aseguró que, mediante este procedimiento que es amigable con el medio ambiente, las artesanas ya no deteriorarán su salud ni la de sus hijos. Además, subrayó que “el teñido con estas materias primas integra de mejor forma los colores a la palma y les da un mejor acabado a las artesanías, lo que incrementará la aceptación de sus productos y permitirá que sean mejor pagados”. 

Por su parte, la doctora Olivia Noguez explicó que la Facultad es pionera dentro de toda la UNAM en incluir la asignatura de Química Verde en su plan de estudios. A través de ella, buscan formar a los estudiantes en la sostenibilidad, con la finalidad de que apliquen este aprendizaje en su vida profesional, así como lo hicieron en este programa. 

El reconocimiento

La implementación de este proyecto sucedió a inicio del 2020, como una opción de servicio social para sus estudiantes, a pesar de que su gestión y realización lleva varios años. Debido a esta circunstancia, recientemente la Comisión Interuniversitaria de Servicio Social (CISS) lo eligió como ganador en la categoría “Institucional Nacional”, por su valiosa aportación para reducir la brecha de desigualdad social y promover el desarrollo de dicha población.

Las profesoras reconocen que con este primer paso cubren varios de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creados para ser un instrumento a nivel mundial para erradicar la pobreza y disminuir las desigualdades y vulnerabilidades, bajo el paradigma del desarrollo humano sostenible. Por tanto, darán seguimiento a lo hecho con esta comunidad, buscando generar un cambio que trascienda de generación en generación. 

De igual manera, esperan que más mujeres se sumen a esta iniciativa, con la intención de que perciban las bondades de este nuevo método y se asuman como un pilar para sus familias. Sobre la comunidad estudiantil, las investigadoras desean continuar con esta línea de trabajo, explotando el quehacer multidisciplinario y enriqueciendo el proyecto con la incorporación de nuevas propuestas.

Finalmente, la doctora Maritere Domínguez  declaró que con este programa queda de manifiesto que en la FES Cuautitlán hay mucho talento y expresó su satisfacción por conformar un equipo de mujeres que trabajan en favor del bienestar de otras mujeres que viven en marginación. “Gracias a esta labor, la Facultad es conocida en otro lugar”, concluyó.

Martha Guadalupe Díaz López

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