Difunden pormenores de la epidemiología de las ETA

Para cerrar el 2° Ciclo de conferencias de Calidad e Inocuidad alimentaria, la Sección de Medicina Preventiva y Disciplinas de Apoyo del Departamento de Ciencias Pecuarias de la FES Cuautitlán llevó a cabo la ponencia “Epidemiología de las ETA (enfermedades transmitidas por alimentos)”, impartida por el maestro Jorge Francisco Monroy López, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.

En la introducción del tema, el especialista indicó que, para que exista una ETA, el patógeno o microorganismo debe estar presente en el alimento, y que a mayor tiempo de exposición más factible será su producción y multiplicación de la toxina. “Una vez que se produjo ni la aplicación de temperatura la va a destruir, ya que suelen ser termorresistentes. Para provocar una enfermedad se debe consumir una porción grande del alimento infectado”, aseveró.

Por otra parte, el maestro Francisco Monroy aseguró que un alimento de consumo humano debe cumplir con dos características: ser sano (que posea el valor nutricional acorde con su naturaleza y autorización) e inocuo (que posea riesgos mínimos para el consumidor). Por tanto, ausente de alteración, adulteración y contaminación.

Con el propósito de profundizar en estos conceptos, expuso que la alteración es un cambio de composición natural que todos los organismos perecederos sufren. Mientras que la adulteración implica la sustitución de uno o varios de los componentes a fin de engañar a los compradores. Sobre la contaminación, dijo que se refiere a la presencia de agentes físicos, químicos o microbiológicos ajenos al alimento o su nivel excede lo aceptable.

Luego, el experto mencionó que a las ETA se les puede categorizar de diferentes maneras, una de ellas es como causa directa de la enfermedad. “En el caso de las infecciones, son resultado de la presencia de microorganismos patógenos que se multiplican y colonizan el intestino, incluso, a través de la mucosa pueden viajar a otros tejidos”, aseveró.

En las toxicoinfecciones, el patógeno se introduce en el tracto intestinal y desarrollan una o más toxinas capaces de dañar a los tejidos o interferir con el órgano normal o la función tisular. Asimismo, en las intoxicaciones un microorganismo produce enterotoxinas o neurotoxinas, que provocan un trastorno gastrointestinal o sistémico, de tipo neurológico o paralizante, inclusive, la muerte.

En este sentido, el académico habló de algunas de las problemáticas de la epidemiología de las enfermedades transmitidas por alimentos. Afirmó que es difícil conocer la dimensión del problema porque se hace poca notificación y, por consiguiente, es casi nula la investigación.

De igual manera, enfatizó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta una cifra muy imprecisa, del 15 al 70% de diarreas en menores de 5 años son por consumo de productos contaminados. Además, en el 60% de los brotes de ETA la etiología es desconocida. Sin embargo, se sabe que las materias de origen animal son las más involucradas con las bacterias.

Para finalizar, el maestro Monroy recomendó a los veterinarios ejercer su papel en la producción, protección de los comestibles y el control de la zoonosis, a fin de garantizar la inocuidad alimentaria.

Martha Guadalupe Díaz López

También podría gustarte