Se transforman en esculturas libros antiguos

 “Las posibilidades son infinitas para aquel que quiere expresarse, el artista nunca duerme, siempre reorganiza inconscientemente sus creencias, sueños y expectativas, es poseedor de un potencial inimaginable”.

Mike Dooley

Haciendo gala de su versatilidad, el Taller de Escultura en Metal, a cargo de la maestra Elizabeth Skinfill Vite, presentó su más reciente exposición, esta vez en la modalidad pequeño formato, un ejercicio de exploración basado en la escultura de libros de desuso, con lo que demostraron que la crisis (emergencia sanitaria) siempre puede asimilarse como una oportunidad.

La inauguración fue encabezada por el licenciado Alejandro Emmanuel Suberza Luque, jefe del Departamento de Difusión Cultural, y la maestra Magdalena Copca Santana, responsable de Enseñanza Artística, quienes coordinaron este encuentro para charlar sobre los procesos que dieron pauta a este proyecto titulado “Creación más allá de un texto, cuando un montón de letras no basta”.

En su intervención, la maestra Skinfill aseguró que la cultura es esencial en cualquier área del desarrollo humano. Por eso, explicó que a causa de las limitantes derivadas de la contingencia buscó la manera de reinventar dinámicas para proponer un proceso de pequeño formato a partir de la utilización de materiales poco convencionales (cartón, papel, alambre, tela, palillos), del mismo modo que lo hicieron grandes artistas como Picasso y Germán Cueto, al realizar exploraciones personales.

“Pudimos construir e imaginar ideas propias, siempre ante la presencia de la forma y el equilibrio. El libro viejo representa una gran oportunidad como material de producción escultórica, lo procesamos para crear elementos personales a través del espacio”, detalló.

Posteriormente, la maestra Maricela Reyes Velázquez, integrante del taller describió su proceso al crear “El ángel y el tritón”, pues su intención fue realizar una silueta tallando detenidamente. Luego, tuvo la idea de implementar un cuadro mágico en el que jamás se desprendiera el papel de su origen. Para esto utilizó un 98% de libro y resina, “lo más desafiante fue hacer una pieza interesante, ir más allá de lo que puede ser una manualidad, crear una pequeña escultura”, expresó.

Por su parte, el ingeniero Miguel Ángel Ruiz Estrada también habló sobre sus piezas y los retos a los que se enfrentó en el camino, asegurando que los formatos pequeños son sus preferidos; aunque la materia prima (libro) representa un gran reto, especialmente por las letras que le ocasionaron algunas dificultades de distorsión. “Siempre me ha inspirado la simetría y antisimetría, prefiero las superficies lisas”, subrayó.

Por todo esto, y con 26 años de historia, el Taller de Escultura en Metal se ha consolidado como un espacio cultural al norte de ciudad, ya que es único en su tipo en toda la Universidad. En él convergen estudiantes de diversas licenciaturas, académicos y comunidad externa para crear, transformar, reutilizar e imaginar ininterrumpidamente.

María Dolores Elizondo Alvarado

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