Dialogan sobre bienestar animal

En las últimas décadas el estudio de la etología se ha posicionado como una herramienta científica que ha permitido comprender el comportamiento animal en todas sus dimensiones, generando formas de manejo respetuosas. Para charlar al respecto, el Departamento de Ciencias Pecuarias convocó a las 17 Jornadas de Etología.

Para dar inicio a la actividad, el maestro César Garzón Pérez, jefe de dicha área, agradeció al Claustro de Profesores de Etología la gestión del evento y aseguró que dicha labor conlleva gran responsabilidad. En seguida, se presentó el MVZ Jorge Eduardo Mendoza Flores, académico de la Facultad, con la conferencia “Reconocimiento del dolor de caballos”.

En ésta, el ponente explicó que el dolor es una habilidad básica que experimentan todos los mamíferos (nocicepción), aunque la forma en que dichas especies lo perciben es distinta a la de los humanos. Asimismo, mencionó que se han logrado establecer escalas subjetivas (basadas en la percepción y empatía) para medir esta sensación en caballos.

De acuerdo con el especialista, las experiencias sensoriales y emocionales desagradables que constituyen este malestar dan lugar a cambios en el comportamiento, los cuales ayudan a determinar su presencia, localización y severidad.

Por ejemplo, cuando hay cólico el equino camina en círculo, intenta orinar, rasca el suelo, se revuelca y observa sus flancos. Otro aspecto determinante son las expresiones faciales, como la boca y las fosas nasales tensas, el mentón pronunciado, el ajuste orbital, la tensión sobre el área de los ojos, etcétera.

Siguió el maestro Gerardo López Islas, docente de la Facultad, con “Agresión canina”. A lo largo de su plática, indicó que la acción violenta es común porque el perro es un lobo domesticado que conserva muchas de sus necesidades y capacidades biológicas. De igual forma, señaló que es difícil determinar si la raza es un factor que pueda asociarse con la agresión. No obstante, aspectos como el ambiente y el adiestramiento sí se relacionan con ese comportamiento.

Luego, aseguró que éste puede originarse por causas orgánicas (dolor, hidrocefalia, hipotiroidismo y rabia) y no orgánicas (competencia, jerarquización, frustración, protección de recursos, miedo) y que la manera de prevenir un ataque es prestando atención a los procesos de socialización y a las señales precoces de dominancia, sin recurrir a los castigos.

Para el final, la doctora Lucía Pérez Manrique, académica de esta institución, habló sobre “Cognición en caballos: ¿de qué es capaz la mente del caballo?”, y expresó que el estudio de los procesos mentales objetivos tienen grandes limitantes antropomórficas y antropocéntricas.

Entre otras ideas, la ponente demostró que esta especie tiene la facultad de aprender, realizar procesos cognitivos y de afiliación respecto a otros animales y personas, tomar decisiones correctas, responder a estímulos a través de la vocalización, etcétera, pese a que su cerebro es pequeño.

María Dolores Elizondo Alvarado

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