La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos

El Día de muertos es una de las celebraciones más emblemáticas, aromáticas y coloridas de los mexicanos, en ésta el imaginario colectivo cobra sentido para priorizar el recuerdo sobre el olvido. Como parte de esta conmemoración, los integrantes del grupo representativo “Antonio González Caballero”, del Taller de Teatro de la FES Cuautitlán, presentó “Las mujeres, su magia y otras calaveras”. 

La maestra Magdalena Copca Santana, responsable de Enseñanza Artística en la Facultad, dio las palabras de bienvenida al evento y se mostró entusiasmada por liderar el montaje. Al inicio de la obra, al son de un fandango tehuano y en un escenario lúgubre, se relataron algunos pasajes sobre la asociación del género femenino y su magia.

Después, desfilaron las protagonistas de este primer acto para dar vida a Cihuateteoh, espíritus  femeninos de aquellas que murieron durante el parto y luego regresaron a la tierra para causar enfermedades a los más pequeños. También se apreció la representación de “La Llorona” y “La Mulata de Córdoba”, una popular mujer que en la época colonial destacó por curar enfermedades  con remedios caseros y hierbas. 

La obra siguió para dar paso a “Las Calaveras”, una dinámica que sirvió para enmarcar los sucesos más chuscos, curiosos y sobresalientes del año, dentro del ámbito político, social y algunos temas virales de las redes sociales. Posteriormente, pidieron al público un minuto de aplausos para quienes fallecieron a causa de la pandemia. 

Así, entre parodias  y escenas humorísticas, los espectadores se acercaron al acto final a ritmo de Chava Flores, compositor mexicano que describió en sus canciones los primeros gestos del desarrollo urbano del Distrito Federal, labor que le valió el reconocimiento como “Cronista cantor de la Ciudad de México.

Las últimas escenas dirigieron la atención a Cleto «El Fufuy» , uno de los tantos personajes ideados por Flores, quien para entonces yacía en un ataúd, mientras Luchita, su mujer, se consagra como actriz de gran cartel, en presencia de los mirones, “cayendo el muerto, soltando el llanto” como dice la canción. Esta imitación burlesca expuso un lado de la picardía del mexicano y su concepción ante la muerte.

Situados en el velorio de Cleto, los espectadores presenciaron al que se pasó de copas brindando en honor del “muertito”, la imprudencia de quien pregunta ¿de qué murió? y la desfachatez del que interrumpe el rosario para comentar “yo creo que adrede ese Cleto se enfrió, pues lo que debe jamás lo pagó”.

María Dolores Elizondo Alvarado

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