Gracias al programa de reforestación “Dale un respiro a la naturaleza”, la Facultad cuenta con 404 nuevos árboles distribuidos en las áreas verdes de ambos campus, esta acción emerge como una solución para redefinir nuestra relación con la naturaleza, restaurar la belleza y la funcionalidad de los ecosistemas.
Antes de comenzar la actividad en Campo Cuatro, funcionarios, académicos y estudiantes se reunieron a un costado del Jardín Botánico para agradecer a los representantes de la empresa Interquim, S.A. de C.V., de México, por la donación de 133 cedros limones, 136 cedros blancos, 113 fresnos, 11 jacarandas, ocho sauces llorones y cuatro ahuehuetes.
Durante el encuentro, el doctor David Quintanar Guerrero, director de la multidisciplinaria, expresó que la vegetación de los campus ha envejecido y algunos árboles han tenido que ser retirados, destacando “este proceso que ha sido posible gracias a la donación es una medida para modificar el entorno y establecer espacios verdes para las generaciones venideras”.
Asimismo, agradeció al maestro Juan Roberto Guerrero Agama, coordinador de la carrera en Ingeniería Agrícola, por la orientación y planeación en torno a esta dinámica. Luego, cedió la palabra al ingeniero Fernando Ortiz Salgado, jefe del Departamento de Ciencias Agrícolas, quien habló sobre el diseño planeado para la siembra de los ejemplares, que busca darle estructura y panorama a las condiciones visuales de la Facultad.
Simultáneamente, en Campo Uno, la licenciada Wendy Reyes Mayoral, jefa del Departamento de Becas y Asuntos Estudiantiles del campus, mencionó que hace 32 años se realizó una reforestación de ejemplares, los cuales aún perduran dando vida a las instalaciones. A pesar del esfuerzo de ese momento, enfatizó la importancia de seguir contribuyendo a mejorar el entorno de la Facultad y el cuidado del medio ambiente.
De la misma manera, el maestro Agama dio las instrucciones para una plantación efectiva, explicó que era necesario liberar las raíces para no dañar los árboles y colocarlos unas pulgadas debajo de la altura del suelo, con la finalidad de que sean captadores, maximizando su absorción de agua y apoyando a un crecimiento saludable.
Una vez iniciada la actividad, los voluntarios abarcaron todas las áreas libres con palas, cucharas y las herramientas necesarias, contando con el apoyo de la comunidad de Ingeniería Agrícola que estuvo asistiendo en el proceso.
Cabe destacar que los participantes tuvieron la posibilidad de firmar una cédula para nombrar y adoptar un ejemplar, con el compromiso de cuidarlo durante su estancia en la universidad, visitarlo, regarlo y mantener limpia la base del árbol, para que en un futuro se puedan delegar esas responsabilidades a las próximas generaciones en un acto de compañerismo.
María Dolores Elizondo Alvarado
Frida Alondra Guzmán Ortiz