En una tarde llena de energía, la agrupación Auikal (canto de agua) iluminó la explanada de Campo Cuatro con una propuesta de música contemporánea fusionada con una variante de la lengua náhuatl proveniente de la Huasteca Hidalguense. Una mezcla de varios ritmos y géneros como reggae, ska, cumbia, polca y son huasteco que hicieron bailar a los asistentes.
El concierto inició con gran entusiasmo al sonido de “Tojuantij” (nosotras y nosotros), una palabra que, de acuerdo con la vocalista Diana Flores, inspiró el título del primer álbum de la banda, ya que tiene un gran significado de unión en las comunidades originarias, donde todos son uno mismo y la dualidad de género pierde terreno.

Enseguida interpretaron «Lengua materna”, una canción que resalta todas las lenguas indígenas que han muerto y que aún existen en el mundo, haciendo un llamado a valorar y aprender alguna de las 68 que aún existen. Con esto, la banda pretende visibilizar a todas las comunidades hablantes que conservan la herencia lingüística del náhuatl, mazateco, tzotzil, maya, otomí, rotonda y chol, entre otras.
El siguiente tema titulado “Kematiogui” (cuando nos vamos) llegó en un momento emotivo y estuvo dedicado a todas las mujeres trabajadoras domésticas, a aquéllas que han dejado sus comunidades y tuvieron que migrar para mejorar las condiciones de vida de su familia. En la misma línea, conmovieron al público con “Aquí y ahora” como tributo a todos los seres queridos que han partido, dejando un sentimiento de ausencia y melancolía.
En un intermedio, la agrupación animó a los asistentes con obsequios y mercancía de su autoría, expresando su agradecimiento al Departamento de Difusión Cultural por el apoyo al brindarles un espacio. Además, realizaron una invitación para conocer otros proyectos musicales que están emergiendo con rap en maya yucateco, metal en tzotzil y pop en zapoteco, para no seguir centralizado la música en lo comercial.
Continuando con la presentación, tocó el turno de “Camino al Mictlán” que de la mano de “Aquí seguimos” conectó con los presentes por su ritmo folclórico, enérgico y una coreografía cautivadora a cargo de la maestra Alejandra Huitzilin, logrando hacerlos bailar.
Para el encore sorprendieron al público con la interpretación de “Stand by me”. A su estilo, los músicos tradujeron la letra y le agregaron toques del género reggae. Esta versión fue una muestra del gran talento que tienen, al reinterpretar un clásico de los años 60.
Sin duda alguna, el impactó de Auikal trasciende la escena musical, su trabajo ayuda a generar conciencia sobre la riqueza de las lenguas nativas y la importancia de su preservación, inspirando a nuevas generaciones a valorar, respetar, aprender y revitalizar las culturas indígenas
Frida Alondra Guzmán Ortiz