“¿Por qué nos da miedo lo que no existe?” y “Simpatía por la maldad” fueron las conferencias que presentó el psicoterapeuta Pedro Alejandro González Villegas, como parte de la jornada de actividades enmarcadas en la jornada del Día de Muertos, organizada por la actual Secretaría de Atención a la Comunidad.
A lo largo de éstas, el especialista reflexionó sobre las razones que impulsan a las personas a consumir productos literarios, cinematográficos, televisivos y radiofónicos que las exponen al miedo o les producen terror, respondiendo que esto se relaciona con efectos cerebrales ocasionados por el miedo, los cuales aumentan la tensión sanguínea, el ritmo cardiaco y el metabolismo.
Durante las charlas, explicó que las personas que se sienten atraídas por estos géneros (thriller, terror, gore, etcétera) prueban niveles de adrenalina en el proceso, así como una intensa sensación de bienestar, con la que se estimula la producción de dopamina (hormona de la felicidad).
“Ver estas películas y series nos permiten alcanzar emociones en una atmósfera controlada, en la que la fuente del susto se puede interrumpir o eliminar en cualquier momento”, expresó el psicólogo.

El ponente detalló que esta emoción también funciona como una alerta ante una situación de riesgo o amenaza, fungiendo como una alarma psicológica que avisa del peligro, lo que nos permite priorizar la integridad física y el bienestar. “El peligro muchas veces implica huir o luchar, este es un mecanismo básico de supervivencia que prepara al organismo para tomar decisiones o accionarse en los peores escenarios”, comentó.
El licenciado González también habló sobre el condicionamiento operante, un método de aprendizaje que se basa en asociar una conducta con refuerzos o castigos, señalando que todo lo relacionado con el terror se vale de estímulos condicionados e incondicionados para generar miedo en el espectador, tales como ruidos intensos, movimientos bruscos, la oscuridad y lo oculto, entre otros.
En respuesta, el público cuestionó al experto sobre el consumo recurrente de este tipo de productos y el tipo de afectación que puede llegar a generar. Al respecto, el orador aseguró que no existe ningún estudio que compruebe afectaciones por llevar a cabo dichas prácticas, pero debe tenerse un especial cuidado con los niños y las niñas, quienes sí pueden experimentar situaciones que van más allá de la angustia.
María Dolores Elizondo Alvarado