“La Rompe Agujas” visita la Facultad para hablar sobre su proyecto “Bordo para no matar”
“Bordo para calmarme.
Bordo para quedarme tranquila (…)
Bordo para gritar. Para llorar también bordo.
Siempre digo que bordo para no matar,
pero en realidad bordo para no morir.”
Laura Adaya
El tejido es memoria y mantener la memoria es un acto de resistencia, de preservación de un legado que se ha transmitido entre abuelas, madres, hijas, amigas y nietas, un código femenino heredado a lo largo del tiempo, a través del cual hoy cientos de mujeres denuncian la violencia, la injusticia y la inequidad.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Comisión Interna para la Igualdad de Género (CInIG) de la FES Cuautitlán presentó la charla “Mujeres tejedoras. Expresiones de protesta y reivindicación”, dirigida por la artista textil Laura Adaya “La Rompe Agujas” y moderada por la doctora Saira Genoveva Galindo Castro, académica de la Facultad, quien ofreció un preámbulo de la charla.
En su participación, la profesora universitaria explicó que, desde hace muchos años, la tejeduría ha sido una forma de expresión y tradición, que ha sido usada para plasmar la cosmogonía de las comunidades, compartir experiencias, contar historias y, por ende, preservar la memoria colectiva, registrando la historia y construyendo identidad y conciencia.
Desde esta idea, las tejedoras han empleado este conocimiento y habilidad para crear mensajes y símbolos de resistencia, participando en protestas pacíficas y creativas, en innumerables movimientos sociales y políticos.
Consecutivamente a esta introducción, Laura Adaya tomó la palabra para presentarse como una artista textil desde hace nueve años, a partir de los cuales tomó las agujas como armas de activismo y herramientas de protesta. El hilo y las malas experiencias, tanto propias como ajenas, la han llevado a plasmar en la tela mensajes contestatarios que promueven la resiliencia y el empoderamiento femenino.
A partir de esta misión, “La Rompe Agujas” plantea transformar aquellas situaciones domésticas en públicas, porque “lo personal también es político”, aseguró, ya que sólo de esta manera es como se puede visibilizar la violencia que ocurre en las relaciones familiares y de pareja.
En este sentido, apuntó que el lenguaje de bordado es un sistema de manifestación y resistencia, gracias al cual se han construido comunidades y redes de apoyo, incluso económico para las mujeres. Sin embargo, entre sus principales objetivos, el tejido se ha convertido en un medio de denuncia y para exigir justicia, por casos que han caído en impunidad, como los feminicidios.
Sandra Yazmín Sánchez Olvera