En una tarde llena de emociones, el pianista David Santiago Dorantes Bartolo presentó una compilación de melodías de talla internacional, que llevaron al público a través de una travesía llena de reflexión, amor y nostalgia, abarcando desde los tiempos Barrocos hasta la música contemporánea. El recital tuvo lugar en el Auditorio de Extensión Universitaria.
Bajo el título “Aleta de Sirena”, el espectáculo contó con seis piezas cuidadosamente seleccionadas, cada una con su propia dosis de melancolía, alegría, amor e inspiración, reflejando la diversidad emocional del evento y del artista.
La primera pieza del programa fue “Vivaldi Variation”, una adaptación moderna de la obra de Antonio Vivaldi, cuyo ritmo generó alegría y adrenalina en el espectador. La segunda melodía, “Vals en La menor” de Frederic Chopin, transportó al público a un ambiente diferente, donde predominó la pasión fusionada con la melancolía.
Cuando llegó la tercera pieza, el pianista compartió con el público que su amor por la música contemporánea nació en parte gracias a su tía, quien le mostró el cine, y en particular la película “Amélie”. Fue esta película la que introdujo al compositor francés Yann Tiersen, responsable de la banda sonora, cuyas composiciones resuenan en muchas de las piezas interpretadas en el recital.
Cada pieza fue acompañada por pequeños versos recitados al inicio, en los cuales se narraban historias de amor, desamor y añoranza, como si cada melodía contará su propia historia. Estas palabras ofrecían un contexto adicional a las canciones, que, al igual que una buena narración, reflejaban los altibajos de la vida.
Uno de los momentos más especiales de la noche fue la interpretación de “El Vals del Laberinto”, una composición escrita por David Santiago. Esta pieza, llena de realidad y amor fue dedicada a su novia. Según palabras del propio autor, el título refleja la incertidumbre del futuro, pero más allá de su desenlace, su propósito es disfrutar del viaje junto a ella.
Al finalizar el evento, el músico expresó su más sincero agradecimiento al Departamento de Difusión Cultural, a su familia y, por supuesto, al público que lo acompañó a lo largo de la velada. El momento estuvo lleno de gratitud y reconocimiento hacia la música, la familia, el amor, la escuela y hacia él mismo, con la música como puente para la reconexión de sus raíces, amores y pasiones.
Marco Enrique Villalobos Chavarin