Instruyen sobre el manejo de agentes biológicos

Como parte de una iniciativa mensual, el Colegio de Técnicos Académicos de la FES Cuautitlán (CTAFESUNAM) convocó a la conferencia “¡Puntos clave en la Bioseguridad en Bioterios!”, presidida por el maestro Crisóforo Mercado Márquez, responsable de la Unidad de Aislamiento y Bioterio, de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria. 

Para iniciar, el ponente dio la bienvenida a los asistentes y explicó que la bioseguridad tiene que ver con un conjunto de normas y lineamientos que tienen como objetivo prevenir la diseminación accidental de microorganismos en el área de trabajo. “Bioseguridad es la protección de lo viviente”, detalló. 

Luego, señaló que un riesgo biológico potencial ocurre ante la exposición o manipulación de agentes infecciosos, sean microorganismos vivos, parásitos, bacterias o sustancias derivadas de un organismo, que representa principalmente una amenaza para la salud humana. 

Al referirse al bioterio indicó que este lugar está destinado a la cría y control de los animales de laboratorio utilizados como reactivos biológicos en protocolos experimentales. Por esa razón, existen especificaciones de protección o barreras de seguridad destinadas a bloquear la salida. 

Cuando ocurre una eventualidad y se puede contener las consecuencias serán limitadas, no obstante existen aquéllas que podrían conllevar mayores repercusiones. “El exceso de confianza suele jugar en nuestra contra y ocasionalmente afectar a terceros”, insistió el maestro Mercado.

Entre los factores accidentales, describió como técnicos los relacionados con la infraestructura e insumos necesarios. También existen los sociales, vinculados con la inestabilidad laboral, la sobrecarga de trabajo, los bajos salarios y, por último, los de tipo personal, que pueden clasificarse en individuales o colectivos y se asocian con desequilibrios emocionales o fallas en las relaciones interpersonales. 

El especialista resaltó que estos espacios pueden clasificarse dentro de cuatro niveles de riesgo de los que dependen la comprensión y el cumplimiento de las normas de bioseguridad, que son responsabilidad de todo el personal del laboratorio. En este sentido, recomendó tener conocimiento pleno, pertinente y actualizado sobre las normas, legislaciones, buenas prácticas y los reglamentos. 

Posteriormente, enlistó algunos de los mecanismos generales de transmisión, como mordeduras, rasguños, contaminación de heridas preexistentes, ingestión (alimentos) o por vía respiratoria. Aseguró que pueden prevenirse con  protección facial y ocular, uso de ropa especializada (bata, mangas largas, guantes y la utilización de calzado especial). 

Al concluir, el maestro Mercado comentó que existen actividades complementarias para atenuar riesgos, entre ellas, programas de limpieza, desinfección y manejo de desechos, mismos que tendrán que separarse en fluidos, como sangre y todos sus derivados, cultivos y cepas de agentes infecciosos y  patológicos.

María Dolores Elizondo Alvarado

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