Investigadores crean nanopartículas para el tratamiento de coagulopatías

Los trastornos hemorrágicos o coagulopatías son aquellos que afectan los procesos de coagulación en el cuerpo, derivando en sangrados intensos y prolongados después de una lesión o cirugía. No obstante, esto también puede iniciarse de manera espontánea y ser difícil de detener. 

Una coagulopatía surge cuando los factores de coagulación (proteínas) que permiten la formación de coágulos sanguíneos son deficientes o inexistentes, su ausencia o deficiencia puede deberse a cuestiones genéticas, como la hemofilia y la enfermedad de Von Willebrand o a factores adquiridos, como el uso continuado de antibióticos o de fármacos anticoagulantes, así como alguna enfermedad hepática o coagulación intravascular diseminada. 

En el laboratorio 12 de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria (UIM) de la FES Cuautitlán, investigadores se han interesado por el tratamiento de  coagulopatías con el propósito de contrarrestar sus efectos causantes de hemorragias, que de no tratarse de forma adecuada podrían ocasionar la muerte prematura. 

Actualmente, los doctores José Juan Escobar Chávez y Omar Rodrigo Guadarrama Escobar, responsable e investigador posdoctoral de este laboratorio, respectivamente, trabajan en el desarrollo de nanopartículas cargadas con factores de nanocoagulación para el tratamiento de trastornos que derivan en la pérdida de sangre. 

La propuesta universitaria se trata de vehículos de tamaño nanométrico que encapsulan factores de coagulación, los cuales gracias a sus cualidades tienen la facilidad de atravesar barreras que de manera convencional no sería posible, ya que su intención es proteger los activos que contienen en su interior a fin de que lleguen al torrente sanguíneo. 

“En este caso, el uso de nanopartículas se enfoca en optimizar las dosis para que el efecto sea igual o mayor, sin los efectos adversos que podrían presentarse, por ejemplo, las enfermedades transmisibles por transfusión”, añadió el doctor Guadarrama.

Los patógenos transmisibles por sangre son gérmenes que producen enfermedades y son transportados por la sangre, como el virus de la hepatitis B (VHB) , el virus de la hepatitis C (VHC) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que se diseminan a través del contacto directo con sangre o líquidos corporales infectados. 

El VHB y VHC son afecciones del hígado que pueden ser leves y durar pocas semanas o ser crónicas y durar toda la vida. Quienes tienen estos padecimientos pueden no presentar ningún síntoma durante 20 o 30 años. Por otro lado el VIH, provoca el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el cuerpo tendrá una ardua tarea para combatir las infecciones. Cabe destacar que actualmente no existen vacunas para prevenir estos males. 

Al hablar sobre la administración de las nanopartículas, los universitarios comentaron que estas se aplicaron en un modelo murino a través de vía intraperitoneal, es decir, en el tejido que recubre la pared abdominal. Con la implementación de esta metodología se determinó que el tiempo de coagulación disminuyó en un rango de entre 15 y 10 segundos a diferencia de los parámetros establecidos en el grupo de ratones con déficit de los factores de coagulación que corresponden a 90 segundos.

Luego de realizar las pruebas necesarias en modelos in vivo, los investigadores determinaron que los ratones mostraron buenos resultados e inexistencia de efectos adversos, lo que en un futuro podría representar una alternativa para aquellas personas que tienen deficiencias de estos factores, favoreciendo una mejor recuperación. Una de las futuras vertientes de este proyecto consiste en determinar cómo influye esta tecnología en el nivel de recuperación que puede alcanzar el tejido comprometido.

Entre las bondades de estas biomoléculas encapsuladas, destaca que tienen un tiempo de vida o almacenaje que puede extenderse hasta 72 horas, un intervalo mucho mayor a los recursos convencionales, ya que una bolsa de plasma o sangre descongelada perece pronto y una vez abierta no se puede guardar para volver a utilizarse. Además, uno de los planes a futuro es recurrir a la liofilización para obtener un polvo que pueda conservarse a temperatura ambiente y cuyo tiempo de vida sea más prolongado. 

Aunado a lo anterior, este desarrollo es una gran opción debido a sus costos, pues un mililitro de esta composición ronda aproximadamente en los 50 centavos, mientras que una bolsa de 400 mililitros de sangre tiene un costo de entre dos mil y cinco mil pesos, dependiendo del uso en unidades médicas privadas o en el sector salud. 

“Es importante mencionar que la mayoría de las personas utilizan entre tres o cuatro unidades, dependiendo de qué tan comprometido esté el paciente, lo que representa un gasto significativo sin tomar en cuenta los insumos extras”, explicó el doctor Escobar Chávez.

Con esta iniciativa y otras alternativas no convencionales realizadas a lo largo de su carrera, los investigadores señalaron que sus esfuerzos seguirán encaminados al beneficio de la comunidad, pues las tecnologías propuestas prometen avances científicos en muchos sectores de la medicina. 

Finalmente, los universitarios agradecieron a sus colegas, servidores sociales e involucrados en este trabajo y a los financiamientos otorgados CONACyT CF 140617, PAPIIT IG 200423 y Cátedra de Investigación 2206.

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