Investigadora crea una colección de polen, para dar a conocer la flora polínica regional

Con este trabajo busca generar información valiosa sobre la biodiversidad y su conservación

Una de las especies más valoradas en el mundo es la vainilla, que por su sabor y aroma es indispensable en la gastronomía e industria cosmética a nivel mundial; sin embargo, desde hace algunos años la producción de esta vaina que pertenece al género de las orquídeas ha descendido de forma considerable debido a la extinción de su polinizador: la abeja melipona o abeja sin aguijón, provocando que su polinización sea realizada de forma manual.

Y es que la dispersión de semillas y flujo de polen son procesos fundamentales para la vida de las plantas, que al ser organismos inmóviles dependen del ambiente y la interacción con pequeños animales para su reproducción y supervivencia. No obstante, el uso indiscriminado de pesticidas y herbicidas amenazan la biodiversidad y, en consecuencia, la vida de los polinizadores.

En la actualidad, la pérdida de polinizadores ha modificado los ecosistemas y las prácticas agrícolas. Por ejemplo, en Seosan, Corea del Sur, ante la falta de abejas se ha implementado el uso de drones para polinizar los árboles frutales,  lo que ha encarecido la producción hasta en un 25%. 

Preocupada por esta situación, la doctora María del Rocío Azcárraga Rossete, responsable académica del Laboratorio de Botánica de la FES Cuautitlán, estudia la “Flora polínica de la FES Cuautitlán y áreas adyacentes”, con el fin de elaborar una palinoteca, es decir, una colección de polen. 

Este trabajo servirá para conocer la diversidad de polen producido por las especies de plantas con flor e identificar qué elementos naturales del paisaje pueden facilitar o limitar la dispersión de este recurso. 

Una palinoteca para conocer el polen y sus polinizadores

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), en México, el 88% de las 145 especies cuyo fruto o semilla cultivamos y comemos como el chile, mango, calabaza, frijol o jitomate, dependen de los polinizadores para su producción. 

A pesar de esto, “no existen muchos estudios de polen y menos sobre el Valle de México, aun cuando es un área importante desde el punto de vista ecológico y económico”, aseguró la doctora Azcárraga. Por eso, con ayuda de servidores sociales, la investigadora inició este proyecto desde 2023, con la intención de aportar información relevante sobre estos animales que llevan entre sus patas, tórax o pico los granos de polen de cada flor que visitan.

“Los granos de polen producidos por las plantas son relevantes porque son únicos y cada especie tiene una forma peculiar, sin embargo, analizarlos y conservarlos es una tarea ardua”, explicó la académica. 

Para lograrlo, observaron y colectaron las especies botánicas, a fin de realizar la extracción de polen y someterlo a tratamiento, colocándolo en laminillas histológicas debidamente etiquetadas para su conservación y observación en el microscopio. 

Luego de más de un año de trabajo, los universitarios identificaron 110 especies de palinomorfos (estructuras microscópicas menores de 500 micras) representantes de la flora polínica de la FES Cuautitlán y áreas aledañas, incluidas 36 familias botánicas de Asteraceae, Rosaceae, Fagaccae, Solanaceae y Lamiaceae, entre  otras. 

Entre los resultados, se demostró una evidente disminución de la diversidad vegetal, una reducción de la calidad del polen y un descenso de las poblaciones de polinizadores, en comparación con hace algunos años, cuando en la multidisciplinaria se podían encontrar una gran variedad de abejas, chapulines, periquitos o toritos, compadres, abejorros e incluso ratas de campo que contribuían a la polinización o cumplían la función de dispersores. 

Todo esto, derivado directamente de  ocho factores: la cobertura y configuración de la tierra, el uso inadecuado de este recurso, el empleo de pesticidas, el manejo de los polinizadores, el cambio climático, la llegada de especies exóticas invasoras, pestes y patógenos así como la presencia de organismos genéticamente modificados. Así lo reportó un informe hecho por  la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés). 

¿Por qué una palinoteca?

De manera específica, la doctora María del Rocío Azcárraga Rossete aseguró que el desarrollo de una palinoteca de la flora regional permitirá a la FES Cuautitlán contribuir a la realización de estudios palinológicos con base a la formación de colecciones científicas, esto posibilitará la toma de decisiones para el mejoramiento de los ecosistemas y coadyuvará a la resolución de problemas ecológicos. 

Las colecciones de este tipo tienen como característica común concentrar archivos de información en un espacio determinado, con el fin de conservarlos y mantenerlos disponibles en el largo plazo. Su función e importancia radica en los objetos de naturaleza única que contienen, materia prima para generar, validar o perfeccionar el conocimiento científico. 

Además, gracias al análisis del polen y las esporas se puede comprender la dinámica del clima y la vegetación, así como su relación con otros organismos vivos, incluyendo el hombre, por lo que este material es una referencia para botánicos, geólogos, biólogos, ingenieros agrónomos, forestales y arqueólogos, entre otros.  

La siguiente etapa de este proyecto es seguir enriqueciendo la colección de polen y diseñar un sitio web en el que se registren todos los granos para ofrecer una consulta más accesible, hacer publicaciones por grupos taxonómicos, tomar micrografías de polen, tanto en sus posiciones polares como ecuatoriales, y hacer un sendero de polinizadores. 

Otro de los objetivos es sensibilizar a las poblaciones e informar a la sociedad sobre algunas acciones que podrían ayudarnos a frenar la desaparición de los polinizadores, por ejemplo, promover el cambio hacia dinámicas sostenibles, retomar los policultivos, evitar el uso de pesticidas impulsando una agricultura orgánica de aprovechamiento de reciclaje y disminuir el cultivo de transgénicos. 

María Dolores Elizondo Alvarado 

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