Examinan las estadísticas de mortalidad por COVID-19

Tras más de cuatro años desde el inicio de la pandemia por COVID-19, que ha cobrado millones de vidas a nivel mundial y generado importantes transformaciones en ámbitos como la educación, la salud, las relaciones sociales y la economía; todavía existen interrogantes entre los especialistas y la población en general, una de éstas es ¿cuál es la forma correcta de interpretar las estadísticas de mortalidad reportadas?

Con la finalidad de responder dicha pregunta, el maestro Edgar Vielma Orozco, exdirector General de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI, impartió la conferencia “Epidemiología de COVID-19 en México”, organizada por la QFB Laura Griselda Martínez Méndez, coordinadora de la licenciatura en Bioquímica Diagnóstica, y la doctora Sofía Piña Olmos, académica de la Facultad.

Para comenzar, el expositor compartió que haber sido el encargado de la medición de la emergencia sanitaria en su momento más crítico representó un trabajo intenso, debido a que la información proveniente del sector salud, aunque era útil tenía errores. Al no poseer expertos en matemáticas, la Secretaría de Salud no descifró la validez de sus tendencias, de modo que sólo se contabilizaron las defunciones en hospital, dejando fuera los decesos en calle, casa o a quienes no se les aplicó alguna prueba. 

Más adelante, el maestro Vielma refirió que interpretar adecuadamente la estadística fue vital para saber cuánta gente falleció por dicha causa y tomar decisiones pertinentes. Para lograrlo, se examinó información matemática, histórica y epidemiológica de estadísticas de pandemias anteriores, estableciendo tendencias y pronósticos, pues independientemente del factor o la causa de riesgo, en general, las estadísticas de mortalidad son estables y predecibles.

El experto detalló que de esta revisión se comprendió que, en las pandemias, los picos de mayor intensidad duran alrededor de dos años, esto permitió pronosticar que la enfermedad sería de menor intensidad, que habría menos fallecidos y que incluso después de los picos altos habría periodos (semanas o meses) aprovechables para tomar acciones preventivas y así contener la pandemia antes de la siguiente ola.

Para finalizar, Vielma señaló que pese al caótico registro de fallecidos en los sistemas de salud, afortunadamente hubo ocho países (entre ellos Estados Unidos, China, Indonesia y México) que lograron entender el desarrollo de la pandemia porque también retomaron la información de eventos semejantes del pasado. 

Así, se añadió un pilar más a esa información histórica, sabiendo que gran parte de los fallecidos por COVID-19 tenían comorbilidades, principalmente enfermedades del corazón, diabetes mellitus y neumonía.

Areli Jazmín Cid Hernández

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