Desarrollan politerapia para tratar hipertensión y reducir complicaciones por COVID-19 en hipertensos

Desde el año pasado la contingencia sanitaria por SARS-CoV-2 ha representado un gran desafío para el sector médico y sus profesionales. Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) y organizaciones internacionales dedicadas al estudio de la cardiología se enfrentaron a un nuevo paradigma, debido a que se encontró relación entre la hipertensión arterial (HTA) y el COVID-19.

De acuerdo con diversos estudios, las enfermedades cardiovasculares están asociadas a un bajo nivel de la enzima convertidora de angiotensina II (ECA 2), un receptor para que el SARS-Cov-2 pueda introducirse en las células humanas, provocando una complicación en estos casos, ya que los tratamientos antihipertensivos y dicho virus chocan en esta enzima controladora de la presión arterial.

A raíz de este descubrimiento, se suscitó una importante discusión sobre la pertinencia del uso de estos medicamentos durante las infecciones por COVID-19, ya que, aunque los antihipertensivos deben utilizarse a diario, a gran escala y en todo el mundo continúan siendo una incógnita, puesto que se desconocen sus implicaciones en los enfermos del nuevo coronavirus.

Bajo esta premisa, el doctor Diego Lezama Martínez, investigador del Laboratorio de Farmacología del Miocardio de la FES Cuautitlán, analiza combinaciones farmacológicas para su uso como tratamientos antihipertensivos, una línea que surgió a partir del proyecto “Farmacología Humana”, que encabezó la doctora Luisa Martínez Aguilar.

Como parte de este trabajo, los universitarios han realizando estudios generales sobre fármacos (captopril, valsartán o propranolol) empleados como monoterapia para tratar la hipertensión o problemas cardíacos. No obstante, uno de sus hallazgos más importantes fue que su administración de manera individual produce más efectos negativos, como la reducción exagerada de la presión arterial y el incremento del peso corporal.

Conscientes de esta problemática, implementaron la politerapia con la finalidad de entender mejor su comportamiento: si estos medicamentos producen sinergia, sumación o antagonismo en el organismo del individuo.

Por tanto, la actual línea de investigación se enfoca en el estudio específico de cinco familias de fármacos: los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), como el captopril y enalapril.  Los antagonistas de recepción de angiotensina II (ARA II), como losartán o valsartán. Bloqueadores beta, como el nebivolol, propranolol y carvedilol y, finalmente, los diuréticos y antagonistas del canal de calcio.

Este estudio comenzó con combinaciones básicas o con fármacos más antiguos: captopril con propranolol y losartán con propranolol. En últimas fechas, han combinado los antagonistas y los diuréticos: hidroclorotiazida con valsartán, captopril con amlodipino o con valsartán, lisinopril con nebivolol o valsartán con nebivolol.

El proceso de inflamación en hipertensión y COVID-19

A través de los años, la hipertensión arterial se desarrolla en el organismo a la par de un proceso inflamatorio que se da, simultáneamente, en los vasos sanguíneos y el corazón, un factor de riesgo porque a partir de él se desencadenan otras enfermedades.

Desde este planteamiento, los investigadores han analizado por años este proceso; sin embargo, a raíz de la emergencia sanitaria, decidieron darle un nuevo enfoque a su trabajo debido a que el SARS-CoV-2 también produce inflamación. Hoy, sus estudios se centran en entender cómo es que éste (proceso inflamatorio ocasionado por las enfermedades cardiovasculares) agrava a los enfermos del COVID-19.

Tras poco más de un año y medio de contingencia, saben que los pacientes con HTA no deben suspender su tratamiento y que, en algunos casos, éste debe ser modificado o sustituido por otro que no sólo controle la presión arterial, sino que además produzca un efecto antiinflamatorio.

En este sentido, los académicos descubrieron que el uso de fármacos antihipertensivos en combinación impacta sobre otros sistemas que controlan al organismo y reducen la inflamación. También, que los medicamentos más nuevos, como los inhibidores de la ECA y los beta bloqueadores de tercera generación, son los que más ayudan a reducir la inflamación, siendo los más viables para su uso en personas con hipertensión y, por ende, con mayor riesgo de contagio.

Beneficios de la politerapia como tratamiento para la hipertensión

En entrevista, el doctor Lezama explicó que su investigación se centra en estas cinco familias porque son las que mejores resultados han arrojado para el tratamiento de la hipertensión, “disminuyen la presión arterial de forma correcta y presentan pocos efectos adversos. También son fáciles de combinar y tienen mejores resultados que utilizándose por separado, lo que se traduce en mayores beneficios a largo plazo”, aseveró.

El investigador resaltó que, hasta el momento, una de las combinaciones estudiadas y con mayor efectividad para el tratamiento de la HTA es la de un beta bloqueador con un antagonista del receptor de angiotensina II (nebivolol con valsartán), pues desde el inicio del tratamiento controla la presión y reduce la inflamación arterial. Estos efectos visibles inmediatos se mantienen a largo plazo.

Entre otros beneficios, el académico señaló que cada combinación fue ideada para ayudar a una población específica. Por eso, durante el desarrollo de este trabajo, tomó en cuenta los cambios del cuerpo en relación con la edad y su resistencia a los fármacos. Por ejemplo, el captopril con propranolol, el lisinopril con nebivolol y el valsartán con nebivolol son recomendados a individuos menores de 60 años.

Mientras que el amlodipino y la hidroclorotiazida, mezcladas con valsartán y/o captopril son ideales para su uso en adultos mayores, ya que estos fármacos no provocan problemas pulmonares, gastrointestinales o derivados de la misma HTA. De este modo, al reducir los efectos adversos, se evita que los pacientes suspendan su tratamiento.

Para evaluar la efectividad de estos medicamentos en los pacientes, los investigadores colaboran con la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Hospital de la Universidad de Turku, en Finlandia y, ocasionalmente, con el Instituto Nacional de Cardiología, donde los médicos desarrollan estudios clínicos a fin de evaluar la reacción de las personas a los tratamientos combinados.

Actualmente, los investigadores buscan un acercamiento con farmacéuticas que producen antihipertensivos como menarini, con la finalidad de seguir desarrollando y evaluando la politerapia.

Martha Guadalupe Díaz López

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