Bailarina motiva con arte a enfermos de Parkinson

A través de la belleza y elegancia del tango, la bailarina Brandy Ruvalcaba, creadora de “Tangoterapia”, coadyuva a mejorar la salud física y emocional de personas con Parkinson, invitándoles a disfrutar y sentirse capaces de realizar cualquier actividad. De esto habló en “Una vida a colores”, una charla que se presentó en la pantalla del Departamento de Difusión Cultural.

La invitada inició hablando de que, desde su infancia, soñó con convertirse en bailarina. Sin embargo, para lograrlo no sólo atravesó dificultades propias de la danza, también se enfrentó con obstáculos físicos, ya que  su cadera, piernas y pies no eran capaces de moverse con facilidad.

Gracias a la firmeza de su meta, la artista perseveró hasta convertirse en su propia profesora y se adentró en el baile de una forma exhaustiva, con clases extra y preparación teórica. Esta dedicación rindió frutos, pues gracias a su coraje, acompañado de  las terapias, logró graduarse con honores de la Sociedad Imperial de Maestros de Danza de Londres.

Esta situación fue punta de lanza para fijarse nuevos retos que la llevaron a ser una profesional del ballet y del jazz. También, se convirtió en conferencista, malabarista, ilusionista, maga, productora de teatro, políglota, entrenadora canina e incursionó en otras actividades, todas siempre desde un enfoque dancístico.

Más adelante, Brandy expusó que mientras todo esto sucedió su madre fue diagnosticada con Parkinson, una enfermedad del sistema nervioso que afecta mayormente a personas de entre 50 y 65 años, pero que también se presenta en individuos más jóvenes y les impide tener un control sobre sus cuerpos.

Debido a este suceso, indicó que su deber moral como hija le ocasionó una enorme frustración, ya que trabajó mucho para obtener sus logros. No obstante,  apuntó que fue ahí cuando encontró una nueva inspiración para ayudar a personas con este padecimiento mediante la “tangoterapia”, que pudo desarrollar gracias a sus conocimientos y experiencia personal como paciente de una condición física.

“Mi metodología es única en su género, durante la terapia los participantes realizan ejercicios de caligrafía, memorización, teatro, elaboración de vestuario y por supuesto baile”, explicó la invitada.

Al terminar, señaló que para las personas con Parkinson es todo un reto de conexión y armonía ejecutar esta danza y aseveró que vivir la experiencia de escuchar los aplausos, no por caridad sino por la entrega que dan en cada una de sus ejecuciones, para ellos representa un aliciente en sus vidas.

Liliana Alvarado Sánchez

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