Reviven compositores universales en un concierto único

Dicen que cuando la música se conjuga con las pasiones, esta expresión se convierte en el símbolo de la humanidad que acompaña al ser en su sentir diario, forma en la que se manifestó el concierto de piano que estuvo a cargo del maestro Bernardo Jiménez Casillas, poeta y pianista que encontró en el arte el caudal del alma.

Con piezas de Arnulfo Miramontes inició el concierto en el Auditorio de Extensión Universitaria, música que el pianista describió como clara, sin disonancias y a la que ha estudiado e interpretado a lo largo de su trayectoria profesional. Así, a través de sonidos tan melodiosos en comparación al desplazamiento de sus manos sobre las teclas, dispuso de los cuatro movimientos de la obra del compositor mexicano como la mejor forma de honrar su legado.

Una pausa, luego de que el pianista emergiera del telón al mismo tiempo que los aplausos, anunció la segunda parte del concierto, esta vez dedicada a Robert Schumann, compositor alemán que dejó visto en la interpretación del maestro Jiménez la fuerza, la pausa y la emotividad de una música que se apoderó del escenario. Para concluir, tocó algunas de las obras que componen los Estudios Sinfónicos Op. 13.

Víctor M. Reyes Flores

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