Abogan por la construcción de espacios libres de violencia de género

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), las mujeres sufren el 91.8% del hostigamiento sexual suscitado en la calle y en el transporte público, principalmente. Ante este panorama y con la firme convicción de erradicar estas prácticas, se gestionó la charla “Violencia de género en los espacios públicos”.

La coordinación de la actividad estuvo a cargo del licenciado Luis Rubén Martínez Ortega, secretario de Atención a la Comunidad (SAC), quien agradeció la participación de los universitarios y la asistencia del licenciado Luis Gilberto Limón Chávez, secretario de Movilidad del Gobierno del Estado de México, autoridades, delegados y representantes de diversas rutas y empresas transportistas.

Para comenzar, la maestra Marisol Pérez Escalante, miembro de la Unidad Jurídica de Campo Uno, advirtió que la violencia refiere al uso de la fuerza o poder físico, como amenaza contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que provoque o tenga mucha probabilidad de causar lesiones, muerte daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

Enseguida, explicó la diferencia entre agresividad y violencia. La primera forma parte de nuestra esencia animal y apela a nuestro instinto y la segunda es una conducta aprendida que usa el ser humano para adaptarse a los cambios de su entorno; sin embargo, esto no la hace aceptable, ya que al ser un producto de la evolución cultural puede ser superada o erradicada, modificando los aspectos culturales que la motivan.

Bajo esa premisa, la experta estableció las diferencias entre la violencia directa (que supone agresiones físicas), estructural (que forma parte de la estructura social e impide cubrir necesidades básicas) y cultural (que se refiere a aquellos aspectos del ámbito simbólico que se puede utilizar para justificar o legitimar las dos anteriores).

Por tanto, hizo un llamado a desmitificar las creencias que indican que las mujeres necesitan salir a altas horas de la noche para ser agredidas y que los agresores son desconocidos. Así como, a las opiniones que inhiben la libertad de las mujeres, porque ella no se lo buscó y no tienen que agradecer un piropo.

También, señaló que el sexo corresponde a las características biológicas determinadas genéticamente, pero que el género pone en evidencia las diferencias entre hombres y mujeres desde una construcción sociocultural de la masculinidad y feminidadad. Además, dijo que el lenguaje inclusivo apela al derecho a ser nombradas.

Más tarde, la maestra Pérez sostuvo que el transporte público constituye el principal medio de transporte para millones de personas y que, de acuerdo con las estadísticas, las mujeres se sienten más inseguras que los hombres en este espacio, ya que experimentaron miradas morbosas a su cuerpo, piropos obscenos u ofensivos, tocamientos, manoseos y sintieron miedo de sufrir un ataque o abuso.

En sus reflexiones finales comentó, “cada vez que una mujer vivió un acto violento el 67% de los espectadores no hizo nada y sólo el 14.4% confrontó al agresor, este factor repercute en la manera en que las mujeres gestionan su vida en la ciudad y ejercen sus derechos y libertades”.

María Dolores Elizondo Alvarado

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