Académicos implementan programas para el bienestar animal

El problema del maltrato animal en México es una realidad que ha ido en aumento en los últimos años: el abuso físico, las condiciones de vida desfavorables, la falta de cuidados veterinarios, la antropomorfización y el abandono son parte de éste. 

A pesar de las legislaciones y el interés en querer proteger a los animales, los gobiernos a nivel federal, estatal y municipal se encuentran limitados en controlar a las poblaciones caninas, volviéndose un riesgo de salud pública, ambiental y de seguridad física para los transeúntes.

Ante esta preocupación, la doctora Patricia Mora Medina, profesora del Departamento de Ciencias Pecuarias, en la sección de Medicina Preventiva y Disciplinas de Apoyo, junto a otros académicos, trabaja en la gestión de actividades enfocadas al Bienestar Animal (BA), aplicado principalmente en perros y gatos. 

Este trabajo se realiza de la mano de especialistas en diversas áreas de la medicina veterinaria, entre ellos los MVZ Francisco Javier Carbajal Merchant, Diana Merino Lima y  Nora Rosalía Flores Huitrón, profesores con conocimiento en razas de perros, etóloga clínica y medicina preventiva, respectivamente propiciando en este proyecto un enfoque integral.

El maltrato animal, un problema social y de salud pública

Desde este concepto, garantizar el BA de los animales de compañía involucra un gran compromiso y responsabilidad de los tutores, incluso desde antes de adquirirlo. En el caso de los perros, la mayoría suelen ser comprados o regalados por cuestiones que normalmente no involucran su integridad y únicamente responden al deseo del tutor. En consecuencia, suelen abandonarse en su etapa juvenil al no comprender su comportamiento y necesidades. 

En entrevista, la doctora Patricia Mora explicó que el abandono representa una serie de problemas a nivel social, ambiental y en materia de salud pública, ya que no hay un control médico de estos animales, quienes carecen de protocolos preventivos como desparasitaciones y vacunas, así como proliferación de excretas en vía pública y riesgo de presentación de casos de rabia y, sobre todo la tendencia de los pocos caninos que sobreviven a la adversidad de ser más resistentes a las enfermedades. 

Por lo anterior, fomentar la creación y ocupación de refugios puede resultar una buena idea, siempre y cuando operen bajo un marco legal y sean regulados por especialistas. No obstante, en México, los albergues sobrepasan su población, derivando en consecuencias significativas en la salud de los perros, ya que el hacinamiento facilita la propagación de enfermedades contagiosas y comportamientos agresivos a causa del estrés producido. Además, los recursos materiales, humanos y financieros de estos lugares llegan a ser insuficientes para la alta demanda, lo que los orilla a tener que negar el servicio.

Por otra parte, el antropocentrismo también ha ocasionado situaciones que atentan contra el bienestar de los caninos. Por ejemplo, la proliferación y ocupación de algunos espacios “pet friendly” se ha normalizado, sin importar que muchos de estos sitios no sean creados, pensando en el bienestar de los animales, sino en que estos seres sintientes y conscientes estén “sometidos” a la rutina humana.

Otro ejemplo resulta de los animales de compañía dedicados al apoyo emocional, que, en su mayoría, son prescriptos por psicólogos que velan por la salud emocional de los humanos, sin tener la valoración de MVZ que evalúen las necesidades físicas y emocionales de los perros, gatos u otra especie utilizada con este fin. En ambos casos se cuestiona el hecho de ingresar a estas especies en todos los espacios en los que habita el humano.

El trabajo desde la Facultad

A partir del interés de la comunidad estudiantil y académica, los universitarios han gestionado proyectos para fomentar el bienestar de las especies de compañía con buenas prácticas, a través de talleres y pláticas informativas que conduzcan a la reflexión y búsqueda de soluciones desde la raíz, mediante un trabajo multidisciplinarios: MVZ, biólogos y psicólogos, entre otras profesiones.

Como parte de los temas, exponen en torno a ¿qué es un animal?, ¿cuál es la tenencia responsable?, ¿qué sucede con el abandono? y ¿qué pasa con los cadáveres de los animales en situación de calle?, entre otras cuestiones que muestran el reconocimiento de los animales como seres sintientes y la complejidad de adquirir un ejemplar de compañía. Con lo cual educan a los tutores para tener un vínculo de calidad y muestran a los interesados los parámetros a considerar antes de adoptar.  

En principio, estos académicos de la FES Cuautitlán han creado un programa de concientización respecto a los perros en situación de calle que ingresan a la Facultad, los cuales suelen ser alimentados de manera irresponsable y en ocasiones maltratados. En este aspecto, una dependencia hermana, la FES Acatlán se ha mantenido en contacto con este grupo de académicos, para abrir espacios de diálogo mensuales, debido a que esta institución ha reportado un incremento de estas poblaciones, poniendo en riesgo a la comunidad y a su flora nativa.

La difusión de estos proyectos también ha permitido la vinculación con instancias municipales aledañas a Cuautitlán, con las que la primera multidisciplinaria tiene convenio, como Melchor Ocampo, Teoloyucan y Huehuetoca, donde se han impartido charlas con los habitantes y las autoridades para implementar acciones en beneficio de los animales, los espacios públicos y de la comunidad. 

También, han trabajado con asociaciones protectoras y de resguardo de animales que están legalmente constituidas, con respaldo de médicos veterinarios, para orientarlos en sus prácticas.

Adicionalmente, los MVZ Salvador Carlos Flores Peinado y Norma Micaela Villamil González colaboraron en proyecto de vinculación y extensionismo para construir un sitio de bienestar animal, en lo que antes era un centro antirrábico para el municipio de Teoloyucan.

Como se puede ver, los académicos del Departamento de Ciencias Pecuarias están desarrollando actividades sustantivas en pro de “Un solo bienestar” que engloba la triada animal-humano-ambiente.

Una solución de raíz 

La idea de tener un animal de compañía resulta muy atractiva; sin embargo, la doctora Patricia Mora explicó que hay que tener en cuenta ciertas consideraciones antes de adoptar algún ejemplar, entre ellas:

  • Conocer las características, necesidades y comportamiento del animal: es esencial investigar y atender a fondo el tipo de animal que se desea adquirir, incluyendo su dieta, espacio, ejercicio y atención médica necesaria.
  • Buscar una raza especializada con características particulares: es importante seleccionar una raza que se adapte a las condiciones y estilo de vida para poder cumplir con sus requerimientos y necesidades específicas.
  • Tener un compromiso constante a largo plazo: Los animales de compañía requieren cuidado, atención y cariño durante toda su vida, lo que puede abarcar al menos 15 años, este tiempo debe incluir visitas regulares médico veterinarias y tiempo de calidad.
  • En caso de optar por adquirir un animal de criaderos es fundamental asegurarse de que el lugar cuente con las certificaciones pertinentes y que el ejemplar tenga bien definidas sus características zootécnicas para saber qué esperar del animal.
  • Adoptar animales en situación de calle; ésta es una opción valiosa, pero requiere de un proceso de evaluación y atención veterinaria especializada en etología clínica para una reintroducción exitosa, a fin de comprender y gestionar adecuadamente la conducta del animal, teniendo conocimiento de su estado emocional antes de que entre al hogar.

Con estas consideraciones, la investigadora busca que los futuros tutores reflexionen sobre la complejidad de los animales de compañía y las obligaciones a las que se comprometen, tratando de disminuir el abandono animal, en beneficio de ellos y la sociedad, promoviendo un ambiente responsable y seguro.

Frida Alondra Guzmán Ortiz

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