El telón sube de nuevo en la FES Cuautitlán

Desde el inicio del confinamiento, el teatro se ha sometido a nuevos procesos que permitan la creación escénica desde un soporte virtual, muestra de ello es “El consuelo de Brecht o Susano distanciamiento”, una propuesta que llegó a las plataformas culturales de la FES Cuautitlán y otras instituciones, gracias a la inventiva de los alumnos y organizado por el Departamento de Difusión Cultural.

Esta puesta en escena nació de la obra de Bertolt Brecht, poeta, director teatral y dramaturgo alemán, quien rechazó los métodos del teatro realista tradicional para elegir una forma narrativa más libre, usando mecanismos de distanciamiento que evitaran que el espectador se identificara con los personajes del acto.

Brecht consideraba esta técnica de alienación, la “distanciación”, esencial para el proceso de aprendizaje del público, pues, de acuerdo con su criterio, esto reducía su respuesta emocional y lo obligaba a pensar. ¡Por fin una teoría teatral es algo de vida o muerte! Tras esta explicación, la protagonista de esta pieza teatral, ubicada al centro del escenario o la mitad de la sala, entonó un moritat con acompañamiento de violonchelo.

“De lo que vas a escuchar la mitad es verdad y la otra mentira, y de la mitad que es verdad, la verdad pienso que tal vez no juraría. Pero si yo fuera tú, sobre todo, que veo que ya estás aquí, me quedaría hasta el final para al menos saber una sola verdad”, cantó.

Luego, entre parafraseos, la intérprete se mostró malhumorada por las dinámicas derivadas de la pandemia, asegurando que no existe nombre más vano para un bicho que SARS-Cov 2, “ya no hay poetas estudiando medicina”, afirmó.

La obra continuó entre un juego de tomas y ejercicios escénicos dentro de un pequeño departamento, donde la ejecutante explicó que el teatro debe evitar que el público crea que lo que está viendo sucede en ese mismo instante, pues este pseudo teatro, resultado de un experimento tecnovilial, no sucede aquí y ahora, sucedió cuando se hizo y tal vez sucederá cuando se reciba, “es el teatro del tiempo no presente, video teatro, es esto o es nada”, susurró.

A partir de esta idea, la función siguió su curso, utilizando recursos básicos de forma magistral y composiciones musicales de carácter clásico, mostrando (con tintes de sarcasmo y talentos dramáticos) que todos somos resultado de las posibilidades, pero también consecuencia de lo que hacemos posible desde nuestra voluntad.

Después, la protagonista cuestionó al público “¿qué tanto debemos hacer dentro de una casa para que parezca la calle? ¿acaso la muerte inevitable para todos no obliga al inquilino a abandonar su vivienda? No te queda otra, amigo artista, más que hacer lo que te gusta, con la esperanza de ser tú mismo el espectador ideal, ¡Métete a tu casa ya!”, exclama.

Para el último acto, la intérprete aseguró que distanciarse de sí mismo siempre ha salvado vidas y que no hay problema que no se vuelva insignificante si se le observa desde Plutón, “la verdad es que en este confinamiento no nos estamos arreglando a nosotros mismos, pero esto también pasará”, concluyó.

María Dolores Elizondo Alvarado

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