Mujeres que hacen ciencia

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el total de la población mundial es de 7,800 millones de personas, 50.5% son hombres y 49.5% son mujeres. No obstante, frente a esta similitud, los estereotipos de género aún prevalecen, dictando exclusividad en algunas profesiones.  

Para encarar esta problemática, la Asamblea General de las Naciones Unidas  declaró el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con el objetivo de promover su acceso a la educación y capacitación en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).

Entre las intenciones de esta efeméride se encuentra reconocer el rol primordial que cumplen las profesionistas de estos ámbitos, visibilizar su labor y dar un referente a las generaciones más jóvenes para generar un mayor interés de las niñas hacia estas carreras. El fin es contribuir a la equidad de género en la escena científica.

De manera particular, la FES Cuautitlán tiene un fuerte compromiso con la equidad de género y una clara prueba es que en 2020 el 51% de los participantes en los proyectos del Programa Interno de Apoyo para Proyectos de Investigación (PIAPI) fueron académicas, mientras que el 49% de los tutores del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) fueron mujeres. Además, de los 98 investigadores reconocidos por el Sistema Nacional de Investigadores, 49 son mujeres.

Estos datos ponen de manifiesto que en la Facultad se promueve y apoya la labor femenina, pues la misión de esta entidad es ser un espacio propicio para el desarrollo de la excelencia académica y la investigación. Para conmemorar este día, a continuación se presentará la trayectoria de algunas investigadoras de las diferentes áreas de estudio, como una pequeña muestra del quehacer femenino en la primera multidisciplinaria.

La ingeniería también es para mujeres

¿Por qué trajiste a tu hija?, fue uno de los comentarios que escuchó la maestra Sugeil Suárez Piña en una ocasión cuando acompañó a su padre para ayudarlo a realizar trabajos de mecánica y electricidad. Desde entonces, reconoció en ella una habilidad y mucha curiosidad por esas destrezas.

Durante su ingreso a la carrera de Ingeniería Mecánica Eléctrica (IME), recuerda que las aulas estaban rebosantes de varones y que las mujeres apenas podían contarse con los dedos de las manos. Algunos de sus tíos le dijeron “eso no es para niñas” y ciertos profesores hicieron algunos comentarios como “¿cuántas mujeres tenemos ahora? y ¿a ver cuánto duran?”, que lejos de desanimarla le sirvieron de combustible.

Por el contrario, en su hogar el apoyo fue incondicional para ella y sus hermanas, quienes no tuvieron la necesidad de prestar atención a las concepciones sobre el género, incluso ante la mirada atónita de aquellos que solo reconocían en ellas “el ideal de mujer”, siendo madres y esposas.  

En la actualidad, continúa con su formación para obtener el doctorado y admite que es complicado compaginar todos los aspectos de su vida como profesionista, “nos exigimos ser perfectas y que todo nos salga bien, no queremos fallar ni en casa ni en lo laboral”.

Además, sugiere que es fundamental mostrar el amplio panorama de las diversas disciplinas que se imparten en la Universidad a través de recorridos por las instalaciones, aun cuando no todos los niños se interesen por la ciencia. “A los más jóvenes quiero decirles que todos pueden, todas pueden, sin importar lo que haya en el camino”, expresó.

Una mujer que rompió paradigmas

Ser diferente y firme con sus convicciones son dos de las cualidades que la doctora Susana Elisa Mendoza Elvira mostró desde su juventud, ya que es la única científica de su familia. Desde su etapa como universitaria abocó sus intereses hacia el estudio de la microbiología aplicada a la salud animal. 

Para llegar a ese punto, la doctora Mendoza primero cursó la carrera de Química Farmacéutica Biológica (QFB) en esta Facultad y, posteriormente, gracias a una incansable labor desarrollando investigación encaminada a mejorar la salud porcina se convirtió en la segunda Química en ingresar a la Academia Veterinaria Mexicana (AVM). 

A diferencia de otras investigadoras reconoce que el apoyo de algunos hombres fue clave para alcanzar cada una de sus metas, pues personajes como los doctores Abel Ciprián Carrasco y Jaime Keller Torres siempre confiaron en ella, incluso pese a su corta edad representó a este último en múltiples reuniones con autoridades de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

Por tanto, la académica considera que la participación de las mujeres siempre ha sido imprescindible, pues detrás de algunos de los desarrollos más importantes del mundo han estado científicas. En este sentido, aseguró que el problema radica en el establecimiento de los roles, que debe resolverse desde el núcleo familiar. 

“Ambos géneros tenemos que aprender a compartir y no competir, todos tenemos la determinación para cumplir con cualquiera de nuestros objetivos”, aseveró.

Todos los problemas tienen solución 

Los libros nos hacen soñar y conducen por caminos inimaginables. Por ejemplo, a la doctora Yolanda Marina Vargas Rodríguez, responsable del Laboratorio 11 de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria (UIM), “La Isla Misteriosa”, de Julio Verne, la dirigió a las aulas de la carrera de Química, donde reafirmó algo que descubrió desde su infancia: la ciencia se trata de analizar un problema para resolverlo. 

Ya en la licenciatura, cursando el cuarto semestre, descubrió la magia de la enseñanza al estar frente a un grupo, “en ese momento supe que esto era a lo que me quería dedicar y llevo 37 años desempeñándome en ambas actividades”, razones por las cuales se siente gratificada en la actualidad. 

Con toda una vida dedicada al quehacer científico, la doctora Vargas señaló que, aunque las mujeres ya se desenvuelven en más áreas que antes sólo eran permitidas para los hombres, todavía están en desventaja, especialmente para conjuntar la vida profesional con la personal, por situaciones propias de la maternidad, como el embarazo o la lactancia.  

Sin embargo, señaló “vale la pena ser mamá y ser profesionista, es un trabajo doble, pero tenemos que recordar que educamos con el ejemplo y que los hijos hacen lo que nosotros les mostramos, enseñémosles que tienen las mismas oportunidades y que un problema deja de existir cuando puede resolverse”, puntualizó. 

En concordancia con sus ideas, la doctora Marina actualmente trabaja en dar solución a uno de los más grandes desafíos del presente: la descontaminación del agua mediante un novedoso método que utiliza minerales naturales para extraer el petróleo, un objetivo en común con esta efeméride, pues esta séptima edición tiene el propósito de situar a las mujeres y niñas como agentes de cambio hacia la consecución de agua limpia y saneamiento.

Reverdecer es posible

La doctora Margarita Tadeo Robledo es la séptima entre sus nueve hermanos. Su padre, dedicado al campo y a la crianza de ganado, decía que una mujer no necesitaba estudiar, pues su lugar estaba en la casa.  

Más adelante, con el impulso de sus hermanos,  Esther y Antonio, logró entrar a la Facultad de Agrobiología Presidente Juárez, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde materializó sus primeros sueños en el campo, bajo el rayo del sol.

A lo largo de su vida, la académica ha seguido el ejemplo de las plantas, pues las conoce bien y sabe que, aún en condiciones adversas, es posible reverdecer. Por eso, sorteando los estigmas de género anclados a su profesión, logró que sus compañeros priorizaran sus capacidades y reconocieran su esfuerzo constante.  

“En esta etapa de mi vida puedo decir que he conseguido lo que anhelé, ser maestra e investigadora. Estoy sumamente feliz donde estoy y con lo que hago”, enfatizó.

Hoy en día, la doctora Tadeo sigue atendiendo al compromiso adquirido como universitaria, en las aulas, los pasillos e incluso tras una pantalla, abrazando la idea de formar recursos humanos con sentido crítico y social, que sean capaces de generar investigaciones en beneficio de la comunidad.

 

Ciencia y enfoque humanístico

En su ensayo El paso del noroeste, el filósofo y matemático francés, Michel Serres, habla de una división entre las ciencias duras y las sociales. Sin embargo, es imprescindible entender que la cultura y el arte no son exclusivas de los humanistas. “Hay que ver de manera distinta a las humanidades, ya que nos construyen como sujetos críticos, nos permiten ver las manifestaciones de la civilización y son las que nos acercan a entender más a los individuos y al mundo”.

Liliana Alvarado Sánchez

María Dolores Elizondo Alvarado

Martha Guadalupe Díaz López

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