Una mirada al 68 desde el arte y la crítica social

Victor Manuel Reyes Flores

Son ya 50 años desde que el Movimiento Estudiantil del 68 terminara trágicamente en la Plaza de las Tres Culturas, donde las demandas sociales y la lucha por libertad y respeto hacia la casa del pensamiento crítico fueron sometidas por una lluvia de pólvora y opresión. Después, no pasó nada, y de eso se sabe muy poco.

A medio siglo de un acontecimiento que definió la política y la trascendencia de los universitarios en la vida pública del país, el Departamento de Difusión Cultural de la FES Cuautitlán conmemoró ese 2 de octubre con una serie de actividades artísticas y de discusión encaminadas a crear conciencia sobre una fecha que no se olvida.

Una de éstas fue la mesa de debate en la que participaron profesores de la FES Acatlán, quienes charlaron del 68 a partir de las expresiones y visiones del séptimo arte, las letras y los hechos históricos, con lo cual se brindó a los presentes en la Unidad de Seminarios de Campo Cuatro un amplio marco de reflexión.

Como un primer acercamiento, el doctor Juan Bravo Zamudio recorrió los orígenes del Movimiento, que empezó con las demandas de los médicos y los ferrocarrileros y desembocó en ese fatídico inicio de octubre, la época de “los agravios del siglo”, en la cual se desenmascaró a esa política mexicana incapaz de reconocer a una ciudadanía más crítica y con mayores exigencias.

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“El movimiento fue vencido militarmente, pero no en lo político, porque sembró la semilla de una demanda que no se ha resuelto en estos cincuenta años”, comentó refiriéndose a la libertad y la democracia.

El licenciado Ulises Velázquez Gil continuó con el conversatorio, esta vez desde las obras literarias de aquéllos que fueron militantes y de esos otros desconocidos e involucrados repentinos. Entre éstas destacó Muertes de Aurora, El gran solitario del palacio y Los símbolos transparentes.

Entonces, se preguntó “y a nosotros qué nos tocó”, y respondió que resta informarse, como una obligación moral, del testimonio de los que lucharon por mejores condiciones, ser conscientes de lo ocurrido y abrir nuevos caminos para transformar el mundo que nos espera.

A sus palabras siguieron las del licenciado Horacio Gabriel Saavedra Castillo, quien realizó un análisis de la novela Víspera, que traza un camino del Movimiento a través de personajes comunes y critica a los seguidores incautos que por su “efervescencia” o simpatía por héroes no nacionales como el Che se sumaron a ese 68.

Finalmente, el licenciado José Juan Aragón Gómez mencionó que la auténtica verdad de aquel día no se encuentra en los textos de nuestros tiempos, sino en los de viejo, en los que es posible encontrar “una mirada más profunda”, porque “nos están tratando de borrar la memoria”, concluyó.

Además, el Auditorio de Extensión Universitaria fue testigo del Proyecto Multidisciplinario de los Talleres Culturales, el cual, por medio del teatro, canto, música, danza y pintura, retrató la noche en que una luz de bengala fue la señal para arremeter contra miles de personas que se manifestaban en Tlatelolco. El evento culminó con la consigna “¡Ni perdón ni olvido!”.

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