Regresa Taller Coreográfico a Cuautitlán

“La danza es una vía de comunicación y un medio que enseña a comprender la vida”.

Gloria Contreras

Comprender la danza es entender que el cuerpo humano carece de límites y que en cada movimiento donde vaga entrelaza memorias diseñadas al ritmo de la música. Con un exquisito espectáculo que deambuló en la crudeza, el Taller Coreográfico de la UNAM (TCU) visitó la FES Cuautitlán tras dos años de ausencia.

Alojada en el escenario de Extensión Universitaria, la gala inició con un auditorio rebosante. Al filo de la una de la tarde se encendieron los reflectores para iniciar con la exhibición que evidenció distintos pasajes de la icónica Gloria Contreras, fundadora del que es uno de los proyectos culturales y artísticos más importantes del país.

Al eco de la tercera llamada inició el programa titulado De Schubert a Stravinsky con el número “Hora de junio”, una reproducción del poema homónimo de Carlos Pellicer musicalizado con la obra de Silvestre Revueltas. “Hoy hace un año, Junio, que nos viste desconocidos, juntos, un instante. Llévame a ese momento de diamante que tú en un año has vuelto perla triste”, retumbó en el escenario. Así, de bruces al escenario, Ricardo Herrera (bailarín) ejecutó la magistral pieza con el ansia y la furia de un sentimiento jamás consumado.

Inspirada en distintos salmos surgió “La Sulamita”, escenificación inclemente que encarna el vigor de emociones desbordadas, la intensidad de la tristeza y la soledad, una mirada hacia la introspectiva expresión de un artista. Desde dicha apreciación, la experimentada bailarina Olga Rodríguez danzó en un vaivén hasta recorrer cada rincón del entarimado.

Luego de estas escenificaciones, el primer dueto arribó para presentar “Crisol”,  la obra creada por Gloria Contreras para dos bailarines que se encuentran, se besan y se separan. Con la delicadeza de la danza clásica y la fuerza de la contemporánea, los protagonistas bailaron para interpretar un trágico testimonio romántico.

Antes de finalizar su participación en la primera multidisciplinaria, el TCU presentó la que es quizá su pieza más emblemática, “Sinfonía India”, una reconstrucción histórica e instrumental del México prehispánico. Enfundados en coloridos vestuarios, Estefanía Gómez, Ricardo Herrera y Vianey Rodríguez mostraron con lozanía cada uno de los movimientos que de pies a rostro expresaron la complejidad de las melodías de nuestro pasado. La función culminó con una comunidad visiblemente satisfecha que de pie ovacionó el talento y la actuación de los artistas.

Sandra Yazmín Sánchez Olvera

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