El contrabajo como protagonista de un concierto didáctico

“El contrabajo es un instrumento de cuerdas, grande y vistoso”, así lo describió Karla Ivonne Martínez Rodríguez, la artista que se sintió atraída por él en un fenómeno que aseguró fue “amor a primera vista”.

Hoy, gracias a este suceso es concertista del Conversatorio Nacional de Música (CNM) y se convirtió en la invitada de honor del Departamento de Difusión Cultural para presentar una nueva versión del Concierto Didáctico, denominado en esta ocasión “La Cuerda”, momento en el que charló sobre su trayectoria para luego interpretar algunas piezas.

Al inicio de la plática, Karla Martínez narró que su acercamiento con la música se dio cuando cursaba la primaria, pues en esa etapa acompañaba a su mamá a clases de flamenco, en las que empezó a tocar las castañuelas. Más adelante, a los 12 ó 13 años, sus primos la acercaron a la música veracruzana y la enseñaron a tocar la jarana y el marimbol.

Luego, a los 15 años llegó a la Orquesta de la Casa de Cultura de Tepotzotlán con la idea de ser percusionista. Sin embargo, ahí descubrió el contrabajo, un hecho que marcó un hito en su carrera. Fue así como presentó las pruebas para ingresar al Conservatorio Nacional de Música, donde el maestro Valentín Solís reconoció sus habilidades para tocar este instrumento.

Después de este relato, la contrabajista mostró en un video la obra sinfónica más famosa de México, el “Huapango” de José Moncayo, en el audiovisual grabado cuando aún era estudiante del CNM, en el que se apreció a la orquesta transmitiendo la alegría y festividad de los sones veracruzanos.

En seguida, la concertista explicó que creció con el folclor, puesto que es un género muy alegre, brillante. “Todos los géneros por los que he pasado me han sido de gran ayuda para mi trayectoria. El folclor siempre te va a enriquecer rítmicamente”, afirmó.

En cuanto a su experiencia como mujer contrabajista, explicó que fue un cambio radical en su vida, pues ella mide 1.59, por lo que creyó que nunca alcanzaría su meta. Pero, gracias a su disciplina y determinación logró acoplar su cuerpo al instrumento. En ese sentido, Karla Martínez detalló que lo más difícil fue dominar la posición del arco y tocar fuerte, “los hombres lo hacían con mayor facilidad, pero siempre conté con el apoyo de mis maestros y compañeros”, aseveró.

Desde esa anécdota, la artista compartió su segunda pieza, el “Concierto para Piano No. 23 Adagio”, de Mozart, este video fue resultado de su participación en la Orquesta Sinfónica Metropolitana. Durante la interpretación se apreciaron ocasionales toques melancólicos, muy representativos del compositor.

Para cerrar el último bloque, la músico contó que en la actualidad imparte clases de flauta para niños en las que les enseña a leer partituras, la entonación de cada frase musical y la digitación con los dedos, asegurando que que trata de hacerlo de una manera lúdica. En sus lecciones, prepara repertorios para festividades (día de las madres, del padre, etcétera) y les da la libertad para expresarse, ya sea de manera musical u oral.

Finalmente, interpretó en solitario el vals oaxaqueño de Macedonio Alcalá “Dios nunca muere”, en el que ejecutó con maestría las notas musicales del considerado himno de Oaxaca.

Martha Guadalupe Díaz López

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