La danza, un estilo de vida

Durante el confinamiento, el Departamento de Difusión Cultural (DDC) ha brindado un espacio virtual a la comunidad universitaria para poner a su alcance diferentes expresiones artísticas. En días anteriores, presentó la charla “Tipos de Danza”, impartida por la bailarina Georgina Rodríguez Santos, maestra especialista en el Sistema de la Enseñanza Profesional.

Para comenzar la plática, la invitada de honor se remontó a su infancia, cuando en la primaria las maestras preguntaban quién quería bailar, siendo ella quien siempre levantaba la mano para participar. Desde esa etapa, contó con el apoyo de su mamá, quien la inscribió en una academia donde aprendió ballet y danza regional y española. De ese modo, supo que esa práctica le apasionaba y que nunca dejaría de bailar.

Sin embargo, como un mandato de su mamá, contó que tres de sus hermanas estudiaron para ser normalistas y su hermano geólogo. Mientras que ella, “la oveja negra de la familia”, no siguió el camino “convencional” y siguió sus sueños para convertirse en bailarina, narró con una sonrisa en el rostro.

Así, al llegar a la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, conoció a grandes maestros, entre ellos Enrique Vela Quintero, quien, al percatarse de que conocía las bases, la colocaba al frente de la clase para que mostrara a sus compañeras cómo tocar las castañuelas. Posteriormente, al término de su carrera, decidió aplicar examen para Danza Contemporánea en el Auditorio Nacional.

A su ingreso a esta escuela, Georgina Rodríguez narró una de las anécdotas más contundentes en su vocación, pues dijo que cuando sus maestros las veían bailar cómodamente con las zapatillas les pedían que les quitaran las puntas “porque la danza duele”, argumentaban, es por eso que quienes se dedican a ella tienen juanetes o dedos rotos y lastimados, explicó.
A razón de esto, alguna vez la cuestionaron sobre porqué decidió estudiar una profesión tan dolorosa, a lo que respondió sin dudas “la danza es mi vida”. Otro de los temas que abordó fue el de los estereotipos y afirmó que cuando estuvo en el Auditorio Nacional conectó con muchos compañeros homosexuales.

Por tanto, reconoció que le enseñaron mucho y que son considerados la tercera pierna de la bailarina, pues “ellos nos levantan”, aseguró. Además, cuando detectaban algún error en la ejecución nos lo notificaban, a diferencia de las mujeres, contó.

Al respecto de las lesiones, mencionó que, principalmente, son desgarres, por lo cual es de suma importancia llevar a cabo un correcto calentamiento para prevenirlos. Luego, habló sobre sus 42 años de experiencia como maestra de niños, en el Instituto Irlándes, admitiendo que, aunque al inicio tuvo dudas, ha desarrollado una metodología basada en ejemplos claros, disciplina y amor por la danza.

Para finalizar la actividad, el licenciado Alejandro Emmanuel Suberza Luque, jefe del DDC, agradeció a la bailarina por compartir sus vivencias y hazañas más importantes, pues aseguró que estas charlas sirven de inspiración a los universitarios.

Martha Guadalupe Díaz López

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