Llega a la FES Cuautitlán una picante historia de amor

En su trigésima edición, el Festival Internacional de Teatro Universitario (FITU) dejó grandes piezas que exponen la calidad escénica del país. Una de éstas es el trabajo de Neurodrama AC, una compañía hidalguense que abrió los telones del Auditorio de Extensión Universitaria de la FES Cuautitlán, para presentar “Valentina y Miguelito”.

Esta se desarrolla en un puesto callejero de mangos picados y relata la historia de Valentina, la salsa, y Tajín, el chile en polvo, una pareja de amantes que se complementan el uno al otro en un vaso de plástico junto a otros ingredientes. Sin embargo, un día Valentina comienza a sentir una extraña atracción por Miguelito, un condimento con mayor complejidad que equilibra lo dulce y lo picoso, con quien ocasionalmente coincide en el trabajo.

Ante la duda, la emoción, los efectos de la atracción física y el enamoramiento, la protagonista, interpretada por Lupita Pizano, decide sincerarse con su pareja, quien se molesta y deduce que ella ya no siente amor por él, por lo que decide ponerle fin a su relación.

Esta situación se complica porque ambos están confundidos. Por un lado, la salsa aún quiere al polvo de siete chiles, pero no logra descubrir de dónde nace su interés por el tercero en discordia (Miguelito). Por otro, Tajín, interpretado por Eli de Ita, sabe que quiere a Valentina, aunque no le permitirá que fantasee con alguien más.

La trama da un giro drástico cuando entra en escena Limón, quien le hace ver a Tajín que las relaciones sentimentales son complejas y que los celos son una emoción basada en pensamientos de inseguridad, miedo y ansiedad, así que comprende que la salsa le habló de sus sentimientos porque le tiene confianza y consideración por encima de cualquier cosa.

Tras esta reflexión, Valentina y Tajín se encuentran nuevamente y deciden que es posible experimentar nuevas manifestaciones de amor, sexualidad y afecto. No obstante, establecer reglas, anteponer el diálogo y ser conscientes de esta condición y estar de acuerdo con ella es primordial para incursionar fuera de la monogamia.

De forma simultánea, se relata la historia de la dueña del puesto de mangos, que por ofrecer el mismo producto siempre se queda sin clientes, es entonces cuando conoce a un exitoso vendedor de “dorilocos”, de quien se enamora y gracias a quien descubre que los cambios son buenos, pues probar nuevas combinaciones puede atraer la atención de más compradores.

La dramaturgia de “Valentina y Miguelito” es de Daniela Arroio y Enrique de Ita, quienes a través de esta propuesta desean mostrar al espectador los principios que tendrán que fomentarse en una relación sana de pareja, la importancia de respetar la necesidad del otro y cómo cada integrante debe sentirse cómodo expresando sus emociones, frustraciones y preocupaciones.

María Dolores Elizondo Alvarado

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