Bernarda Alba, un dictador en casa

Liliana Alvarado Sánchez

 

En un contexto de apariencias, envidia y represión a la mujer, el grupo representativo de teatro de la FES Cuautitlán, “Antonio González Caballero”, presentó al público con la obra La Casa de Bernarda Alba, del escritor Federico García Lorca, uno de los literatos más emblemáticos de la generación del 27.

La representación comenzó con el estruendoso grito de una anciana llamando a su hija Bernarda, una enérgica mujer que recientemente viuda pero no afligida, quien bajo la idea de “hilo y aguja para la hembra, látigo y mula para el varón”, ofrece un esclavizante trato a sus cinco hijas, para evitarles encuentros románticos con cualquier hombre.

De ahí, la puesta en escena se desarrolla entre alaridos de una matriarca posesiva que hace lo necesario por tener el control de todo lo que acontece en la vida de la familia. Asimismo, la sumisión y rivalidad entre hermanas se transforman en un elemento crucial,  pues los ataques son una constante cada vez que una es pretendida por algún donjuán.

Al final la intriga se manifiesta con el matrimonio de Angustias, que a raíz de la infidelidad se transforma en un evento desafortunado que da continuidad a un luto permanente y  a una prisión sin salida.

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